La pájara de Clavijo

La apertura de un museo en cada isla, dedicados todos ellos a Pepe Dámaso, no tuvo contestación por el mundo cultural canario, de fuera o de dentro de las Islas, en el momento en que el Gobierno autónomo anunció la aceptación del legado de J. Dámaso. Pura estulticia.
 
El municipio de Pájara acogerá la sede del primer museo que albergará obra de Dámaso, a cambio de un fajo de billetes que den utilidad a un inmueble abandonado. Dos millones para el artista de Clavijo no son dos millones para la cultura ni para el arte o la educación. Son dos millones para una veleidad nacionalista que ya sabemos que pretende reescribir la historia del arte, de la poesía y de la literatura, con el rigor propio del clientelismo, acaso porque sí, quizás, esto último sea el argumento de mayor peso.
 
La Fundación Pepe Dámaso, sin recursos económicos para su subsistencia, ni política o medio de obtenerlos, es objeto de atención del presidente del Gobierno de Canarias que mueve todos los hilos para dar cobertura a un proyecto privado, injustificable y megalómano, demandando paralelamente la atención de otras instancias públicas y privadas que brinden reconocimiento a la figura del artista como forma de otorgar una consistencia de la que su obra carece. Clavijo lo sabe. Proyecto absurdo y de notoria ausencia de rigor como falto de valor artístico.
 
 
La cultura calla, no sea que borren sus nombres o los manden al ostracismo
Con mucho dinero público, poca respuesta (ninguna) de las élites culturales de las Islas y una dosis de desparpajo del artista y de su mentora, C. de la Hoz, hacedora de los fuegos de artificio que anuncian a aquél, culmina un proceso que nos embarga como comunidad. La cultura calla, no sea que borren sus nombres, los manden al ostracismo, o, lo que es peor, se queden sin financiación del régimen. O pudiera ser que la cultura anda a la espera de que este silencio cómplice sea recompensado de igual forma que a Dámaso.
 
Ya sabemos cómo las gastan y conocemos los límites de su arbitrariedad. O acabamos con ellos por la fuerza de los votos  o nuestra estima caerá tan bajo como la obra de Dámaso. Mera cuestión de dignidad como pueblo ante actos tan impúdicos, y el anhelo de no pasar la vergüenza que nos están haciendo pasar.

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