ANÁLISIS

Los Buches, más de medio siglo corriendo los Carnavales

Los Buches entroncan con la mejor tradición de la cultura del mar y la pesca en Arrecife. Nadie ha corrido tantos carnavales como esta parranda marinera.

Los Buches, más de medio siglo corriendo los Carnavales

Arrecife cuenta con una de las manifestaciones musicales más importantes del Archipiélago, los Buches, sostiene Francisco Hernández Delgado, aunque pegar o transmitir abrazando también lo hacen los Carneros de El Hierro o los Diabletes de Teguise. Para él, los buches son una reliquia cultural de Arrecife, la máxima expresión del carnaval popular de las Islas y el testimonio más vivo de los vínculos de los hombres y mujeres de Arrecife con el mar.

“… aún suenan en mis oídos las cuerdas del timple, y de las guitarras, y los resoplidos del acordeón… Oyendo la parranda de los buches comprendí todo el entrañable valor de la música popular nuestra… El acordeón, instrumento que se arruga como las olas del mar, tan porteño y tan marinero, daba la nota ‘costera y pescaora’ entre el timple y la guitarra y  voz del ‘cantaor’ y el pito de agua, instrumento de caña y de soplido único en el mundo, como queriendo zambullirse en los trasfondos marinos…”.
 
“Una fiesta marinera”. Así tituló Leandro Perdomo la reseña anterior a la Parranda Marinera de los Buches, fechada diez años después de su fundación, en 1973.
 
René Verneau: “El resto lo acompaña también cantando y provisto de unas vejigas de pescado enormes…”
 
Casi un siglo antes, a finales del XIX, el antropólogo francés René Verneau, se refirió a los antecedentes de los Buches: “Durante el carnaval, las calles de Arrecife presentan una animación que no hubiese sospechado viendo el silencio de muerte que allí reinaba unas semanas antes. Durante todo el día circulaban grupos de mujeres y hombres disfrazados. El vestuario que se usa en estas mascaradas es el de los campesinos, que ya sólo llevan unos pocos viejos. A la cabeza de cada grupo va gente de ambos sexos tocando la guitarra y cantando. El resto lo acompaña también cantando y provisto de unas vejigas de pescado enormes, con las que golpeaban a todos aquellos que encontraban…”
 
En 1890, Verneau describe una tradición marinera y carnavalera que todavía hoy perdura a través de la Parranda Marinera de los Buches, y que ha contribuido a trazar el rostro de la ciudad de Arrecife. Veinticinco años después de la visita de Verneau, dos inquietos intelectuales franceses, Prust y Pitard, pasan por Arrecife coincidiendo con el carnaval y aportan más datos sobre esta celebración: “Todos ocultan la cara cuidadosamente; los ricos debajo de una careta de crin, para que les dure tres días sin que el sudor la haga papilla, los más pobres debajo de una capa de yeso o de hollín.”.
 
“La careta de los Buches es un diseño de César Manrique, quien colaboró con la Parranda para que no se perdieran las tradiciones”
 
Relata el músico Benito Cabrera que, en Carnavales, se puede ver por las calles de Arrecife a un grupo de hombres de los que hay que huir si no se quiere recibir un sonoro aunque nada doloroso buchazo. Estos atizan a diestro y siniestro sus inofensivos golpes con voluminosos buches de pescado, que previamente son curtidos en salmuera y secados ya inflados. Sus cantos son una pequeña muestra del rico cancionero que los marinos interpretaban.
 
En su estudio sobre las indumentarias de Lanzarote, Ricardo Reguera sostiene que sobre la base del traje tradicional de Lanzarote del período XVIII-XIX se incluyen todos los elementos distintivos del Buche de carnaval: buche, careta de red, destacado pañuelo de hombros con una flor al pecho, pañuelo de cabeza, cintas en la montera y guantes blancos. La careta de los Buches es un diseño de César Manrique, quien colaboró con la Parranda para que no se perdieran las tradiciones, según Paulino García Cedrés.
 
Para Ricardo Reguera, el hecho de que la gente de Arrecife utilizara para disfrazarse el traje de los antiguos campesinos viene a constituir como una especie de transgresión cultural o de inversión simbólica en la que el ciudadano, presumiblemente culto y civilizado, se transforma en un ‘campurrio’, que es como se llamaba en Arrecife al campesino tosco en modales. 
 
“Los fundadores de los Buches eran hombres de diversos oficios, salvo Gregorio Medina Armas (Ego Sum) y Andrés Fajardo Ferrer”
 
Sobre el origen de la Parranda Marinera de los Buches cuenta Bernardo Bravo Martín que, a mediados de 1962, un grupo de amigos se reunía en una pequeña habitación que tenía alquilada Wenceslao Noda Hernández para almacenar los pertrechos de un pesquero en la Calle José Betancort, esquina Canalejas. En esos encuentros surgió la idea de recuperar la antiquísima tradición de los Buches creando una parranda marinera, seña de identidad del viejo carnaval porteño.
 
Los fundadores de los Buches eran hombres de mediana edad y de diversos oficios, salvo Gregorio Medina Armas (Ego Sum) y Andrés Fajardo Ferrer. En sus encuentros recordaban los viejos carnavales, cuando los marineros regresaban de la costa y corrían los carnavales con buches de pescado inflados en sus manos. Pronto se prepararon para el Carnaval de febrero de 1963. En sus preparativos, localizan y confeccionan la antigua indumentaria compuesta por montera de lana, cintas de diferentes colores, chaleco de lentejuelas, pantalón calado y bordado, ligas, medias, polainas, guantes blancos, careta metálica y el peculiar pito de agua.
 
“Comienzan las salidas del grupo fuera de la isla y en julio del 1964, en La Laguna, utilizan por primera vez su segunda indumentaria”
 
De inmediato, en 1964, comienzan las salidas del grupo fuera de la isla y en julio de ese año, en La Laguna, utilizan por primera vez su segunda indumentaria, compuesta de sombrero de paja, pantalón de Mahón, alpargatas de esparto y camisa de bayeta, de la que existían tres colores: amarillo, azul y rojo. Por esta época se incorporan los niños al grupo, hijos de los componentes, ataviados igual que los mayores y provistos de pequeños buches.
 
Los bucheros antiguos, aquellos marineros que recorrían las calles de Arrecife durante los Carnavales vestidos con ropas campesinas antiguas y caretas de rejillas, y provistos de vejigas de pescado hinchadas, fueron prohibidos en 1936 y recuperados en 1963. El rescate de esta tradición llegó de la mano de la Parranda Marinera de los Buches, cuya trayectoria la ha hecho merecedora de una Calle en la ciudad de Arrecife.
 
Nadie ha corrido tantos carnavales en Arrecife como esta original parranda marinera.

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