Pa’trás a toda máquina

Pa’trás a toda máquina

Lo que viene ocurriendo con Arrecife sólo parece tener explicación si se es mal pensado. Se observa una preocupante tendencia a no contar con los árboles para la ciudad, o a erradicarlos,lo cual deja al desnudo la baja calidad arquitectónica y urbanística de Arrecife, afeando el espacio público. El histórico y generalizado desprecio que se ha tenido hacia el papel del árbol en la ciudad, la decapitación de ejemplares de 30 y 40 años, la confusión entre tala y poda y la introducción de especies inadecuadas en el espacio urbano. A estas acciones consistentes en sacar a la luz las vergüenzas de la ciudad, generando espacios de desolación, se le une en los últimos años la propuesta de planeamiento futuro, cuyo eje central consiste en que no se revise el Plan General de Ordenación. Porque parece, sólo lo parece, que en torno a una exclusiva mesa camilla se debate sobre el nuevo Plan General.
 
Arrecife es la única urbe cuya aspiración parece ser convertirse en barrio
Ambas fuerzas sumadas dan como resultante un proceso de desertización y descapitalización de la ciudad ya consolidada, que se va empobreciendo, afeando y desvalorizando. Se extiende la sensación de que la inversión y el esfuerzo empleados durante varias generaciones se pierden por el sumidero, mientras Arrecife se ve inmersa en un proceso de reconversión urbana que tiene desconcertados a los gobernantes y a la ciudadanía, ya que no acaban de entender lo que sucede y, por eso mismo, no son capaces de arbitrar respuestas. A este paso nos encontraremos residiendo en la única ciudad de nuestro entorno cultural que retrocede, se empobrece, pierde interés y se afea, en lugar de mejorar. En la única urbe cuya aspiración parece ser convertirse en barrio, en lugar de aspirar a transformarse en ciudad. Es lo que nos pasa por llevar lustros en manos inadecuadas, bajo el lema pa’trás a toda máquina.

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