Una de confusión

El PP solicita convertir en asunto de Estado la defensa de las inversiones en el puerto. NC acusa al gobierno de Rajoy de iniciar conflictos interinsulares con el objetivo de dividirnos. Ibarra no recuerda que tiene ascendencia conejera, nadie se mueve en Madrid… Un ceremonial de desconcierto, una maniobra de distracción, ha convertido la reivindicación portuaria en una lucha táctica, interesada y cortoplacista. Mal enfocada.

El puerto de Arrecife ha estado en la agenda política de todas las instituciones insulares desde que se construyó el Muelle de Los Mármoles, hace más de 50 años, pero los enormes esfuerzos dedicados a su mejora sólo han conseguido pequeñas inversiones y avances insuficientes y sin continuidad. El resultado final es que seguimos esperando por el puerto que se anhela y se necesita.
 
Pero, ¿por qué el puerto principal de Lanzarote aún no cuenta con las infraestructuras adecuadas? La razón no hay que buscarla en un supuesto desinterés de las autoridades insulares, sino en el enfoque del problema. La explicación es muy sencilla: casi nunca lo hemos considerado nuestro puerto, sino el puerto, una cosa que está ahí como caída del  cielo y que depende de dueños y gestores extra insulares. Ese ha sido y es el problema.
 
“El palo hay que darlo en Madrid, donde gobierna el PP, para que emancipe por decreto el Puerto de Arrecife”
 
Casi nunca ha sido considerado “nuestro” puerto y mucho menos un sector económico en sí mismo, con enorme potencial de desarrollo. De haberlo hecho así, hace tiempo que habría dejado de estar cautivo de los intereses grancanarios. De haberlo hecho así, el Puerto de Arrecife habría dejado de depender de las limosnas procedentes de Gran Canaria, y tendría su propia Autoridad Portuaria y su propio Consejo de Administración en el que estarían debidamente representadas las fuerzas políticas, empresariales y sociales insulares, tendría su propio presupuesto y se conseguirían transferencias de capital directamente del Estado y de la Unión Europea. Como cualquier otro puerto de interés general del Estado que cuente con su propia Autoridad Portuaria.
 
Mientras dependa de Gran Canaria, Lanzarote jamás tendrá el puerto principal que la isla necesita. Jamás tendrá la dimensión de sector económico. Jamás será puerto base de los cruceros turísticos... Jamás de los jamases. Con la promesa de obtener dinero para nuevas inversiones, con la férrea oposición del puerto grancanario, se aviva un debate inútil, falso y estéril, que consiste en darle leña al canarión hasta que suelte la caja de caudales. Pero el palo hay que darlo en Madrid, donde gobierna el PP, para que emancipe por decreto el Puerto de Arrecife. Y para eso no hay agallas. De ahí la generosa oferta de confusión.
 
JM Quintero

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