Una huelga inesperada

La de los Centros es una huelga inesperada y, por eso, inoportuna. Después de varios años malos, la isla empieza a recuperarse gracias al turismo, una actividad que lo que menos necesita ahora es rechazo o conflictos laborales. No se trata ahora de demonizar ni a la dirección ni a los trabajadores de los Centros, ni de colocar en una balanza las razones que asisten a unos y a otros. La huelga estalló y es indefinida, por lo que, de prolongarse, afectará a casi 200.000 visitantes sólo en la segunda quincena de agosto. No, no se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones en torno a una mesa de diálogo.
 
La Isla necesita sosiego para acoger a los flujos de turistas que no quieren para sus vacaciones sobresaltados en otras regiones del planeta. También necesita profesionalidad y, a ser posible, excelencia en todos los ámbitos del sector, empezando por el cuidado del paisaje y terminando por el servicio de un café. Pero también reclama trabajos dignos y empleos adecuadamente remunerados, para que los beneficios del turismo, la industria del siglo XXI, lleguen a todos los rincones del escalafón laboral y no sólo al bolsillo de los patronos. El diálogo y el acuerdo son urgentes e imprescindibles.

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