Top Secret, 25 de octubre de 2017

¿Lo echan o no?

¿Lo echan o no?
Da cierta tranquilidad y confianza que los partidos políticos tengan instrumentos que garanticen el trato justo a sus militantes frente a un conflicto que pueda surgir. No se puede echar a nadie a golpe de impulso. Hasta aquí todo entendido. Ocurre, sin embargo, que la pachorra de esos entes a los que suelen denominar algo parecido a Comisión de Garantías es tanta, que el afectado o afectada se puede jubilar tranquilamente en el partido que ha amenazado con expulsarle. Eso, más o menos, es lo que va camino de sucederle a Juan Manuel Sosa, el rebelde de Nueva Canarias, por llamarlo de algún modo.  La próxima semana se cumplirán dos meses desde que Sosa perpetrara el último acto de indisciplina que su partido estuvo dispuesto a pasarle: se integró en el grupo de Gobierno del Cabildo porque le apeteció hacerlo y pensó que eso era lo mejor para él y para la isla (que él habita, naturalmente). Entonces la Nueva Canarias toda sacó carretadas de armamento dialéctico para anunciar urbi et orbi la 'inmediata' expulsión del díscolo consejero. Hasta hoy. Que sigue vivito y coleando en el gobierno cabildicio.
 
La credibilidad
No era la primera vez que Sosa escuchaba amenazas de expulsión. Su 'ir por libre' en cuestiones sin mayor enjundia (oponerse a que ondeara en el Cabildo la bandera de las siete estrellas verdes, que su partido luce en lugar destacado en sus propios estatutos) o de más calado (abstenerse cuando se pidió en el Cabildo la restitución de Polo Díaz en su cargo) enojaron tanto tantísimo al coordinador de su partido en la isla que parecía que iba a durar dos telediarios. Y eso fue en noviembre de 2015. Hace dos años. El sosismo continúa no sólo en el Cabildo, sino también en Nueva Canarias. Eso, que podría ser una mera cuestión interna entre los que abren expedientes y los empapelados, tiene también su punto de interés ciudadano. En unos tiempos en los que (todavía) existe un enorme descrédito de la ciudadanía hacia los partidos políticos, estas cosas hacen dudar. Y no hay nada peor que un líder dubitativo. 
 
El 155
Coalición Canaria ha dicho que cuando llegue la hora de votar, ellos apoyan que el Gobierno del Partido Popular aplique en Cataluña el artículo 155. En concreto han dicho que “votará ‘sí’ a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña en los términos que ha trasladado el Gobierno del Estado al Senado”. ¿Extraña que una fuerza nacionalista se posicione tan claramente del lado del poder central? Si repasamos lo que opinan otros nacionalismos existentes en el Estado Español descubriremos que sí, en efecto, chirría un poco. Sin salirnos del Archipiélago, Nueva Canarias ha dicho que se abstendrá en la votación del viernes. Que tan lejos están de la postura de los independentistas catalanes como de las medidas de respuesta del gobierno central. En Galicia, por ejemplo, Xosé Manuel Beiras, histórico líder nacionalista (BNG, Anova) ha dicho que "Estamos ante un estado de excepción no declarado por parte de aquellos que violan la Constitución todos los días desde hace años y que ahora exigen cumplirla en contra de un derecho fundamental como es el de los pueblos a decidir su futuro". Y en otro de los lugares con nacionalismo histórico, Euskadi, el PNV cuestiona la constitucionalidad de aplicar el artículo 155 y lo considera un error. Y nada digamos de Bildu, que lo ha calificado de 'golpe de Estado de libro'. La conclusión es que sí, extraña un tanto que un partido nacionalista sea, digamos, tan poco empático.

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