Como una ola

El 3 de octubre de 2017, el Senado votó una propuesta de Nueva Canarias para que el Gobierno de Mariano Rajoy corriera con los gastos de la denominación del aeropuerto de Guacimeta como César Manrique-Lanzarote. ¿Qué pasó entonces? Pues pasó que la mayoría absoluta que el PP tiene en el Senado echó al piso la iniciativa defendida por la senadora canaria María José López Santana. Naturalmente, el senador por Lanzarote, Joel Delgado (PP) también se opuso. Casi un año después, el propio Delgado anuncia urbi et orbi, mediante nota de prensa con letra gorda, que ha presentado una moción en la Cámara Alta en la que solicita que el Gobierno del Estado asuma el coste del cambio de nombre del Aeropuerto de Lanzarote por el de “César Manrique” coincidiendo con el aniversario del nacimiento del artista. ¿Qué diferencia hay entre entonces y ahora? Aparentemente ninguna. Estamos, como advirtió la Fundación César Manrique a mediados de octubre del 17, haciendo política con el nombre de César. Feo, feo.

 

Con aquel voto en contra, el Senado, el PP en el Senado, evitó que el Gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy (PP), pagara el cartelito y los folios del cambio de nombre. Unos 150 mil eurillos, según parece. Con esta moción de precampaña, el senador por Lanzarote, del PP, pretende que el Gobierno de España, presidido ahora por Pedro Sánchez, PSOE, sea quien lo apoquine. Imaginamos que a estas alturas ya habrán captado la diferencia entre entonces y ahora. Recordar estas cosas es bueno, porque nos evita atender las largas explicaciones que seguramente darán ahora en el PP para intentar convencernos de que en 2017 era del todo imposible y ahora es del todo conveniente. Delgado, en su nota de prensa-propaganda da pistas: “En está línea estábamos trabajando con el Gobierno de Mariano Rajoy, a través del Ministerio de Fomento, y el objetivo es que ahora pueda culminarse y materializarse ese compromiso dentro del marco de esta excepcional efemérides” .

 

Debe referirse el senador del PP (y de Lanzarote y La Graciosa), a que no le hicieron ni puñetero caso al Senado (no se hizo ni caso a sí mismo) y pese al NO de la Cámara Alta, el Gobierno de Rajoy ya tenía a punto el rótulo, la broca y las tachas para ponerlo en el aeropuerto, pero vino la horda de rojos, batasunos, separatistas, golpistas, rupturistas, proetarras y tal a encharcarlo todo asaltando el poder. Bien, en realidad fue una democrática moción de censura, pero ¡no seremos nosotros los que quitemos la ilusión de poder decir lo que quieran a los peperos! Así que como Rajoy se quedó en aquel famoso bar, con un par de ministros y el cartel en la mano, Delgado hace ahora el favor de recordar a Sánchez que le toca a él ponerlo. Porque, cita Joel, “En 2019 se cumplen 100 años del nacimiento de nuestro insigne artista y es una oportunidad excepcional para que el Gobierno del Estado haga suya la propuesta teniendo en cuenta la implicación altruista que César tuvo en el diseño de la primera terminal del aeropuerto, volcándose y colaborando personalmente en el desarrollo y ejecución del proyecto”. Muy emotivo todo.