Top Secret, 12 de febrero de 2019

La carpa

La carpa que un día de hace años se instaló en eso que llaman 'recinto ferial' los que no han visto un recinto ferial en su vida, ha cumplido una misión y ha sacado de más de un apuro, y de dos, a las miopes administraciones. Pero hasta aquí hemos llegado. Siga leyendo...

 

La carpa

La carpa que un día de hace años se instaló en eso que llaman 'recinto ferial', para los que no han visto un recinto ferial en su vida, ha cumplido una misión y ha sacado de más de un apuro, y de dos, a las miopes administraciones. Pero hasta aquí hemos llegado. Imaginemos a ese turista de calidad que vamos buscando por ahí por la Europas repletas de europeos. Uno de los días medio nublados, tira para el norte, suponiendo que esté en el sur, y aterriza en Arrecife. Y como es europeo y está acostumbrado a que los parques sean los pulmones verdes de las ciudades, enfila para el Parque de las Comisiones (ex Temático, pero ya sabemos ahora cuál era el tema) y en un camina que te camina se topa con la gigantesca carpa. El guiri, que viene de un país civilizado, pregunta y se informa acerca de “la cosa”. Y algún gentil ciudadano le informa, en correcto inglés del bilingüe sistema educativo canario, que míster turista de calidad está en esos mismos instantes en un recinto ferial y que la carpa es el principal escenario que tiene Arrecife para los eventos de cultura y ocio para los que se esperen más de quinientas personas. Imaginamos la cara del pobre hombre. De entrada creerá haber entendido mal, pero ante la insistencia del paisano local, no le quedará otra que asumir que, en efecto, se encuentra ante la versión soez y chabacana de la Ópera de Sidney.

Con todos los servicios

Nuestros políticos locales, que se conforman con poquito, enseguida asumieron que la carpa es nuestro particular Auditorio de Tenerife. Le hicieron un muro de piedra, le pusieron cajas de agua y luz... todo para que se quedara con nosotros una larga temporada. Como todo el mundo puede comprobar, la carpa, muy agradecida, se ha quedado a vivir allí. Y puede que vaya siendo hora de que se jubile y en su lugar se erija un edificio/recinto singular, o no, capaz de albergar actos y actividades de la más variada índole en medio de una zona urbanizada con gusto por la que apetezca ir a dar una vuelta aunque no haya concierto. Naturalmente, el Ayuntamiento de Arrecife debe empujar para que eso sea así. Y de la mano ha de ir el Cabildo, independientemente de que sean del mismo color político o no. El mandato que comenzará en junio de este año y que concluirá cuarenta y ocho meses después, ha de ser el de la creación de un recinto ferial como mandan los cánones. No “eso” que, para más inri, este año ha sido señalado por las murgas que obligan a medio desmantelar la carpa si quieren que se celebre el concurso.

Conformistas y timoratos

Para ello debemos elegir bien en mayo. Ante nuestros ojos desfilarán un buen puñado de candidatos y candidatas. Incluso más de la cuenta, nos atreveríamos a decir, pese a que la participación es una de las esencias de la democracia. Nosotros no somos quiénes para sugerir el voto a nadie, pero sí recomendaríamos a quién no votar. Si escuchan ustedes la expresión “es que esto es caro”, tachen de su lista de futuribles a quien lo haya dicho. El político lanzaroteño que se auto excluya de luchar por algo para su tierra “por ser caro” mejor que no salga de su sede. Es hora de pensar en grande (que no es lo mismo que hacer majaderías, a ver si nos entendemos). Un Recinto Ferial, un Palacio de Congresos, Auditorio o como quieran llamarle, soterramiento de carreteras y travesías complicadas... tenemos que escucharles reivindicar lo máximo para la isla. Pero para cosas que merezcan la pena. La última vez que se les oyó gritar para hacer algo más grande fue para ensanchar la carretera de La Geria de tal manera que el tráfico fuera más rápido. Y hoy, pocos años después, nos obligan a ir a 60. Si es que no acertamos una...

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