Top Secret, 7 de diciembre de 2018

La gran cagada

El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, y quien de Patrimonio lo haya autorizado, acaban de cometer un desbarre de dimensiones colosales: llenar el centenario casco histórico de La Villa de artefactos metálicos. Siga leyendo

La gran cagada

El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, y quien del Servicio de Patrimonio lo haya autorizado, acaban de cometer un desbarre de dimensiones colosales: llenar el centenario casco histórico de la Villa de artefactos metálicos. La fuerza política Somos Lanzarote se nos adelantó por cinco minutos. Biosfera Digital tenía preparado un reportaje de denuncia acerca de cómo el grupo de gobierno de Teguise ha dejado el casco histórico de Teguise, que acaba de cerrar su VI Centenario con un atentado al buen gusto y una ofensa a los muros con cientos de años de historia. Y teníamos preparado un reportaje en respuesta a las varias quejas que han llegado a nuestra redacción. Con esto queremos dejar claro (por si hiciera falta) que no tiramos de un partido político en concreto (aunque la denuncia de Somos nos parece pertinente), sino que nos guiamos por esas denuncias previas y por lo que, en efecto, han contemplado nuestros propios ojos. La conclusión es que esos paneles informativos pegados a piedras de cantería no contribuyen a embellecer la piedra, sino todo lo contrario. Y aunque sea con la mejor intención (poner en relieve los edificios y la historia que encierran), los mamotretos esos anclados al suelo con tuercas de hacer barcos no hacen sino contaminar bellísimos pasajes, como la calle de Los Árboles, la Casa de Don Salvador Jiménez, el Archivo Histórico y, en definitiva, cualquier lugar donde han perpetrado semejantes puntos de información.

A lo grande

El Casco Histórico de la Villa de Teguise ya habla por sí mismo. No hace falta ningún atril metálico para realzarlo. O, en todo caso, si se precisa informar de qué es cada lugar, que puede que proceda, debió hacerse de un modo más discreto. Por mucho que el Servicio de Patrimonio del Cabildo haya autorizado semejante ordinariez, que imaginamos que así será si ahí se puso. Sabido es que muchas veces, pero muchas, menos es más. La máxima de Mies Van der Rohe que define el minimalismo. Quizá se esté a tiempo de rectificar. Devolver el Conjunto Histórico al estado en el que se encontraba y legarlo para quienes vengan después en las mismas condiciones de cómo se lo encontró. El ser humano tiene la obligación de dejar la menor huella posible de su paso por este espacio común. Pese a que no pocos, y hablamos ahora con carácter general, se empeñan en dejar su nombre repartido por ahí en innumerables placas y mármoles.

Memoria histórica

Con respecto a esto último, creemos recordar que fue Nueva Canarias quien presentó una iniciativa para que se eliminaran de fachadas y vestíbulos las típicas placas de “esto lo inauguró fulano o mengana tal día de tal año”, sobre todo en aquellos casos que el fulano, o la mengana, acabaron detenidos por la Guardia Civil. No hay necesidad ninguna de estar recordando qué corrupto, o corrupta, inauguró qué edificio. Máxime cuando en la placa no consta la comisión que se llevaron. Tendría un pase dejarlas con toda la inscripción: “Este edificio fue inaugurado por tal y tal, cobró una comisión de tantos miles de euros y acabó detenido por la Guardia Civil el día equis”. Incluso se podría crear la ruta de la corrupción, visto que igual la Manriqueña no nos sale a tiempo. Ojo que no es ninguna tontería: podríamos tener a los guiris dando vueltas por la ciudad (o la isla) durante un buen rato. Dinamizaríamos la economía y bla, bla y más bla. Naturalmente, como suele suceder con casi todo, tampoco la iniciativa, la de Nueva Canarias, salió adelante.

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