Top Secret, 18 de julio de 2019

Sin conejeros

Sin conejeros

Ni conejeras. En el Consejo de Gobierno de Canarias no habrá gente nacida en la isla de Lanzarote. ¿Eso es malo? Para qué nos vamos a engañar. Nos hubiera gustado que entre los diez elegidos para formar parte del gobierno surgido del Pacto de las Flores, hubiese un lanzaroteño. O lanzaroteña. Y una vez corroborado este hecho, nos encantaría todavía más que ese nombre presentara una exquisita hoja de servicios al terminar su tarea. Esto último no lo sabremos porque lo primero no se da. La experiencia, sin embargo, juega en nuestra contra. Lanzarote se ha hartado de enviar hombres y mujeres a los distintos consejos de gobierno de los últimos presidentes de Canarias. Y no nos los han devuelto por miedo a que les mandáramos otro igual, o peor. En definitiva, que tener a un conejero, o conejera, en el Gobierno ni es garantía de que nos vaya a ir mejor a la isla, ni de repente es tan conveniente para el Archipiélago. Repasen mentalmente la lista de los ocho últimos, sin ir más lejos. Echen un vistazo a su alrededor y digan si estamos objetivamente mejor que antes. No dan los números ni en general ni en particular en cada área en la que hemos tenido a conejeros al frente de ellas. Hemos sido los jefes  del Turismo, de la Cultura, de los Deportes y del Bienestar Social de Canarias. Y damos (casi) pena en todas ellas.

Mejor sin

Así que, de repente, igual nos va mejor sin lanzaroteños, o lanzaroteñas, como titulares de las carteras. Otra cosa es de ahí para abajo. Nos esperan viceconsejerías, direcciones generales y responsables de otros entes menores. Que, dicho sea de paso, también los hemos tenido. ¿Se acuerdan de alguno? En las recepciones de los hoteles, en los buenos restaurantes y entre el personal de cabina de Binter sí que los tienen muy presentes. Y el director de la sucursal de Bankia donde domicilian la nómina también les tiene en alta estima. Eso sí: de este Gobierno en Lanzarote esperamos mucho. Llevamos bastante retraso en infraestructuras básicas y menos básicas y además nuestros políticos padecen algo de retraimiento. Es escuchar hablar de grandes obras y echarse a temblar. Les entra flojera cuando tienen que defender algo en Tenerife o Gran Canaria. Así ha sido hasta ahora. Y esto tiene que cambiar. Dos ejemplos: Palacio de Congresos. Respuesta de los de aquí “es que no es el momento”, “es que hay otras prioridades”, “es que ya tenemos el mejor auditorio del mundo en los Jameos”… Soterrar carreteras y, como en otros muchos lugares del mundo –Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife incluidas– hacer túneles que aligeren el tráfico. Excusa del medianero insular: “es que eso es muy caro de hacer y muy caro de mantener”. 

Sí saludó

En fin, que si nos inflan a (buenas y coherentes) inversiones, ya se pueden guardar para ellos todos los altos cargos del mundo. Ya lo iremos viendo. Y hablando de ver, una cosa que casi mejor nos lo hubiésemos ahorrado. La movida del ex presidente de Canarias, Fernando Clavijo, en la toma de posesión de quien le ha sustituido al frente del Ejecutivo, Ángel Víctor Torres. Les suponemos informados y con las imágenes frescas en la memoria. No estuvo bien Clavijo escenificando hasta lo grotesco sus diferencias con Paulino Rivero, a quien dio la espalda, y dejó bien claro, con innumerables gestos, que no le gustaron un pelo las declaraciones de este último en el ya famoso almuerzo con un periodista. Pero a quien sí saludó fue a Ángel Víctor Torres –a Paulino también, por cierto–. Clavijo saludó al actual presidente pese a que unas imágenes que ayer circulaban a toda velocidad parecían demostrar lo contrario. Se ve a Clavijo sentado sin ni siquiera levantarse cuando Torres estrecha la mano a otros ex presidentes. En ese momento, Clavijo y Torres ya habían hecho lo propio. 

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