Finaos en Halloween

Dado que no pueden competir con ella, los finaos se han unido al adversario. El contrincante es la noche de brujas. A partir ahora, llevarán a la calle parte del tradicional rito vestidos de calaveras, monstruos, y hechiceras y, a la voz de truco o trato, los finaos se han propuesto intercambiar las torrijas con miel de caña, las nueces, las castañas asadas y los higos pasados por caramelos y pastillas de goma.
 
¿Culto a las ánimas o Halloween? No parece que el debate interese a los difuntos, y entra dentro de lo probable que, de manifestarse, se inclinen porque los vivos lo pasen la mar de bien.  Hay en Canarias una docena de Ranchos de Pascua que, en su origen, se llamaban Ranchos de Ánimas, y de los que la mitad son de Lanzarote. La afición, la devoción, es grande, pero entre los mayores. Los Ranchos recorrían las casas de los pueblos cantando sus canciones lastimeras y orando por los difuntos. Sin embargo, no hay color cuando esta tradición tropieza con centenares de niños, y no tan niños, correteando y encantados con los sustos, las bromas y los disfraces. Halloween es mucho más divertido, y no está la vida para dejar una sola oportunidad de pasarlo bien.
 
“En el devenir de la misma humanidad, las mezclas constantes desdibujan el origen y la pureza de las tradiciones”
 
¿Tradición propia o tradición ajena? En un mundo global, las tradiciones locales tienden a diluirse, lamentablemente. En el devenir de la misma humanidad, las mezclas constantes desdibujan el origen y la pureza de las tradiciones, y una suerte de cultura universal, dominante, se expande sin cesar. Llámalo capitalismo, estilo de vida occidental o como quieras. Lo cierto es que unas formas se imponen a otras, con sus fondos y la inestimable ayuda de las nuevas técnicas de marketing.
 
Y, digámoslo con claridad. Estos nuevos tiempos no se generalizan tras un choque de culturas en la que una se impone a las demás. Trascienden, gustan y se quedan porque cansa la ancestral propuesta de vivir (y morir) en el aburrimiento proveniente de la jerarquía católica, a pesar de los infinitos intentos de sus fieles por vivir en la fe de Cristo.
 
Tanausú Lemes

 

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