Testigo de las tres erupciones en La Palma: 'No podía creer que estuviese sucediendo de nuevo'
Berta García, de 83 años, ha sido testigo de las tres erupciones volcánicas en La Palma: "Se me fue el sueño y me levantaba con temblor en el cuerpo. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue todo lo que viví en el año 1949".
Primero vivió la erupción en el año 1949 del volcán de San Juan, luego, en 1971 la del Teneguía, y ahora la del volcán de Cumbre Vieja. Ella es Berta García y tiene 83 años, oriunda de La Palma y residente en Lanzarote, acompañada por su hijo Víctor Medina, acudía al Magazine de Obe para contar su experiencia, al ser testigo de la erupción de estos tres volcanes de la Isla Bonita.
Berta lleva unos 56 años en Lanzarote, pero continúa pasando todos los veranos en La Palma. Este año estaba en la isla cuando tuvo lugar esta última erupción, y aunque su casa estaba "muy lejos", y no quedó afectada, el ruido y las cenizas se metieron en su hogar. "Estaba en casa de una amiga cuando el volcán reventó, el hijo la llamó y se lo comentó, pusimos la televisión y no podíamos creerlo", cuenta.
"Tenía siempre el ruido en la cabeza, noche y día"
Unos días tristes y complicados por la situación por la que pasa su isla: "Se me fue el sueño y me levantaba todos los días con temblor en el cuerpo... Tenía siempre el ruido en la cabeza, noche y día, ha sido horroroso", asegura Berta, mientras recuerda tiempos pasados: "Lo primero que se me pasó por la cabeza cuando estalló el volcán fue todo lo que viví en el año 49. En aquel entonces pegué un salto en el momento de la erupción y tuve mucho miedo. No podía creer que eso estuviese sucediendo de nuevo"
"Me estristece especialmente la situación en la que quedan las personas mayores"
Al hablar del volcán de San Juan, Berta se transporta en el tiempo y comenta sus vivencias: "Lo recuerdo como si estuviera viviéndolo ahora mismo". Al compararlo con el de Cumbre Vieja, explica que "en aquel entonces no habían tantas casas, y el volcán no causó tantos daños como este". La mujer cuenta que "después de ese episodio en el año 49, la isla creció, para que ahora esta nueva erupción acabe con tantas viviendas y plantaciones".
A pesar de que Berta mantiene su casa alejada del volcán, sin graves daños, lamenta la situación por la que están pasando amigos y conocidos a quienes el volcán les ha enterrado parte de su vida: "Es una pena muy grande".
