Árboles singulares

Por edad y presencia unos, por vocación otros, y por pura necesidad para los humanos y la vida, todos los árboles que pueblan la geografía insular están llamados a formar parte del Catálogo de Árboles Singulares de Lanzarote. Cuando algún día se redacte, si es que se redacta. Palmeras las que quieras, pero árboles ha habido y hay pocos en la isla, y estamos muy necesitados de ellos en los espacios urbanos, en los parques, en las aceras y en cada esquina donde quepa uno.
 
Entre los más añejos, el ombú de la fachada de la iglesia de los Remedios, los eucaliptus de la plaza de Haría, el laurel de Indias de la plazoleta de las Cuatro Esquinas, los especieros de la calle de los árboles en la Villa, algunas altivas y solitarias araucarias diseminadas por el paisaje agrario, algún pino marino en la plaza de la Iglesia de Arrecife que ha sobrevivido a la erradicación o el ficus de la Bodega de Santiago en Yaiza, y, entre los más jóvenes, cualquiera de los que se abren paso en las aceras de Arrecife y otros núcleos de población y a los que deseamos larga vida. 
 
La propuesta de catálogo de Gran Canaria, presentada hace unos días, recoge 85 árboles y arboledas singulares, una iconografía de seres queridos que forman parte de nuestro paisaje urbano y emocional, y que sobresalen por su porte, edad, belleza, rareza e interés histórico. Aquí, en Lanzarote, no llegaremos a tanto, ni falta que importa, mas los pocos que resulten y todos los que son y los que están por llegar deberían estar a la altura de los monumentos históricos.

Comentarios