25 minutos
¿Tienen disponibles 25 minutos? Si la respuesta es afirmativa, nos van a permitir que les pidamos su atención. Después de esos 25 minutos podrán seguir haciendo lo que deseen. En nuestro caso lo que hicimos fue pararnos a pensar otros cuantos minutos más. En silencio. Siga leyendo...
25 minutos
¿Tienen disponibles 25 minutos? Si la respuesta es afirmativa, nos van a permitir que les pidamos su atención. Después de esos 25 minutos podrán seguir haciendo lo que deseen. En nuestro caso lo que hicimos fue pararnos a pensar otros cuantos minutos más. En silencio. No es extraño que empleemos tiempo, probablemente 25 minutos, en diseñar el menú semanal o en ordenar la despensa, descolocada a fuerza de ir buscando el paquete de pasta o el tarro de especias. Un poco menos de media hora también nos lleva limpiar el escritorio de nuestro portátil, lleno de fotos por cualquier lado o de descargas de las que ya nos podemos deshacer. Quizá necesitemos esos 25 minutos para limpiar el baño o hacer nuestra tabla de gimnasia. El tiempo es relativo, ya saben. En las competiciones deportivas, 25 minutos son un mundo para el que va ganando y un suspiro para aquel que debe remontar. Bien pues ese tiempo, 25 minutos, es lo que les llevará contemplar un vídeo de Youtube. En realidad su duración es bastante mayor, pero la parte que probablemente les interese dura eso: 25 minutos. De acuerdo, 25 minutos y 54 segundos, pero a esas alturas del vídeo estarán tan absortos que ni notarán ese poco menos de un minuto que les hemos omitido por redondear.
La cena
El vídeo en cuestión, nos dejamos de intrigas, corresponde a la cena de la entrega de la IV edición de los premios Hay Derecho, que la Fundación del mismo nombre celebró en el Hotel Meliá Serrano de Madrid el pasado 28 de febrero. La Fundación Hay Derecho tiene como objetivo visibilizar y premiar la conducta de aquellos ciudadanos o entidades que hayan destacado con sus actuaciones en la defensa del Estado de Derecho y de las instituciones de nuestro país. Sí, del país entero. Y de entre todos, en esta edición, la galardonada ha sido una abogada lanzaroteña: Irma Ferrer Peñate, licenciada en Derecho por la Universidad de La Laguna y colegiada número 208 del Colegio de la Abogacía de Lanzarote. Para más añadir, especialista en urbanismo criminal, vinculada desde el año 2000 al activismo social y a los movimientos ciudadanos en defensa del medio ambiente y el desarrollo sostenible. Abogada de la asociación Transparencia Urbanística y de Acción Cívica en ejercicio de la acción popular. Irma Ferrer fue la premiada este año. La Fundación quiso reconocer su amplia trayectoria en la defensa del medio ambiente y el desarrollo sostenible en nuestra isla y su incansable lucha contra lo que Ferrer define como el “urbanismo criminal”. El público, puesto en pie, le agradeció su compromiso con la lucha contra la corrupción cuando recibió el galardón.
El discurso
La ovación mayor, sin embargo, vino 25 minutos (y 54 segundos) después de recibir el galardón. Una vez que Irma terminó con sus palabras de agradecimiento. Durante ese tiempo, que a veces empleamos en darnos un baño relajante y otras en ver el capítulo de una serie, Irma Ferrer tejió un discurso con los hilos, sueltos o en ovillos, que la corrupción ha ido dejando por numerosos rincones de Lanzarote. Por la isla entera, en realidad. Porque esto sigue siendo tan pequeño que es difícil escapar de la isla. Esté como esté la isla. Te ponga delante, la isla, lo que te ponga. Conteniendo la emoción, en unas ocasiones, y la rabia en otras, Irma Ferrer fue agradeciendo el premio (al trabajo) al tiempo que atravesaba con imaginarios alfileres las fotos que iba clavando en la pizarra de corcho y en las que aparecían tanto los gigantes en cuyos hombros se subió para terminar forzando que la Justicia realizara un relato de lo acaecido en Lanzarote, como aquellos que durante largos años se creyeron los verdaderos gigantes. Si tienen ustedes 25 minutos, pinchen en este enlace y empiecen a ver, y oír, a partir del minuto 16. Y buen fin de semana.
