Arrecife, ciudad dispersa

Arrecife, ciudad dispersa

Qué intereses están en juego, me pregunto, para que la patronal se moje hasta el cuello y reclame que el nuevo Plan General de Arrecife se apruebe a toda prisa y sin mirarlo siquiera. Pero no recuerdo que se haya hablado del modelo de ciudad que Arrecife necesita o que se propone. Un aspecto de un modelo de ciudad tiene que ver con la manera como se ocupa. ¿Compactamos Arrecife o la dispersamos todavía más?
 
Si tenemos claro que, en Lanzarote, el territorio es el activo más valioso y, a la vez, escaso, y que conviene conservarlo y protegerlo cuanto más mejor, y si tenemos en cuenta que Arrecife es el municipio más pequeño de la isla, por lo que su territorio es todavía más escaso, el sentido común aconseja densificar la ciudad. Pero esta  idea no aparece en el debate sobre la revisión del Plan General de la ciudad. Resulta inaudito, a pesar de que Arrecife no puede permitirse el lujo de proponer un modelo de ciudad que tienda a esparcirse por el territorio.
 
Densificando se reparten mejor los beneficios del planeamiento urbanístico entre la población
 
Densificar conviene por varias razones más. Una ciudad compacta presenta mayor densidad de población, lo cual favorece la interacción entre sus habitantes y entre sus funciones (residenciales, comerciales, ocio y tiempo libre…), básicamente porque reduce las necesidades de transporte y orienta los hábitos de movilidad de los urbanitas hacia desplazamientos a pie o en bicicleta. Pero, a la vez, se reduce el consumo de recursos y de energía, se aprovecha mejor el poco suelo disponible, disminuyen las externalidades negativas del transporte motorizado (como la contaminación), el planeamiento urbano gana en eficiencia, mejoran las relaciones humanas, se abarata la provisión de servicios públicos (agua potable, alumbrado público y seguridad, entre otros) o la urbe se vuelve más diversa. No es poco.
 
Compactar Arrecife no está reñido con la existencia de amplias zonas verdes y suficientes equipamientos y dotaciones colectivas. Compactas y, en medio, sitúas buenos pulmones verdes, esponjando a la vez que los edificios ganan altura y  densificas. Parece fácil en teoría, aunque en Arrecife se haya hecho mal y se haya propiciado crecimientos urbanísticos en los bordes urbanos dejando grandes llanos sin urbanizar en medio.
 
El modelo de ciudad compacta y diversa es el que mejor se posiciona en este proceso hacía la sostenibilidad en la era de la información, dicen los especialistas. Un modelo que favorece un aumento de la complejidad de sus partes internas, que es la base para obtener una vida social cohesionada y una plataforma económica competitiva. Al mismo tiempo, ahorra territorio, energía y recursos materiales. Y, sobre todo, aumentando por ejemplo una planta más en la ciudad existente, se reparten mejor los beneficios del planeamiento urbanístico entre la mayor parte de la población, en lugar de apropiárselos media docena de dueños de grandes bolsas de suelo. Tristemente, de esto no se escucha ni una sola palabra.

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