Arrecife en precario

Por lo que se puede apreciar, tiene tarea el nuevo equipo de gobierno municipal de la ciudad,  y a la vista está que se han puesto a atender aquellas cuestiones —al menos las de poca dificultad— que han estado abandonadas por los anteriores.
 
Aunque en apariencia no resulta adecuado darle estopa  a la  anterior regidora, Eva de Anta, no se puede pasar por alto que en los primeros meses del nuevo gobierno queda más de manifiesto, si cabe, la falta de iniciativa de aquella. Sólo con ver a los trabajadores municipales con la brocha en la mano, la situación hace que miremos atrás con perplejidad y tengamos que afirmar que fue poco capaz. Y si quien esto afirma reconoce que siempre quiso confiar en que de Anta arrancaría y daría un vuelco a la ciudad, más crédito tiene el reconocimiento al nuevo equipo de gobierno.
 
La anterior alcaldesa parecía empatizar con la ciudadanía, pero nunca interiorizó ni las demandas ni las sugerencias, y mucho menos se adelantó a dar las respuestas que el espacio público requería. Ya que parecía que no sabía de algunos asuntos, sólo le quedaba escuchar y actuar. Ni una ni otra. Ni la limpieza fue fiscalizada ni lo fue la tarea de ajardinamiento. Tampoco el cumplimiento de las ordenanzas ha sido una de sus preocupaciones. Astrid Pérez no está haciendo buena a de Anta. Todo lo contrario, pone de manifiesto el cuestionable gobierno que dejamos atrás y lo hace, de momento, sólo con una brocha y un poco de decisión.
 
Poner orden en el Ayuntamiento es un reto que no conviene olvidar, acaso para no dejar decisiones en manos de técnicos arbitrarios
En esta tierra de nadie que es Arrecife, hasta los artistas —con notable talento, por cierto— toman la ciudad, esto es, sus inmuebles degradados, para utilizarlos como soporte de sus creaciones. El asunto podría no tener más recorrido si no fuera porque es la administración quien financia y promueve este tipo de acciones que pone en evidencia que premia el abandono, siendo incapaz de exigir el obligado decoro a sus propietarios, y, en su caso, pasarles la factura. Sobre lo que implican esas intervenciones artísticas, está claro que es el paso previo a la demolición. En este tema, el de parcelas abandonadas y patrimonio en el suelo, nadie parece saber muy bien qué hacer, y creo que tampoco estos.
 
Tiene frentes abiertos la alcaldesa, uno de los cuales es cómo financiar las actuaciones necesarias para recuperar algo de dignidad en el espacio público. Otro frente es calibrar qué necesita Arrecife para cualificarla a ojos de sus hijos y visitantes, y ahí, la recurrente brocha, siendo necesaria, es insuficiente.
 
Poner orden en el Ayuntamiento es un reto que no conviene olvidar, acaso para no dejar decisiones en manos de técnicos arbitrarios. Otra es poner en la calle, que es donde debe hacer su trabajo, a la policía municipal. ¡Ah! ¿pero tenemos municipales? Nos contestarán que sí, pero son carne de gimnasio. Si no los vemos, no existen, eso está claro, y si están y no conocen —y garantizo que muchos lo ignoran— las funciones que les corresponden, no sirven de nada.
 
A ver lo que nos depara en el servicio público este Ayuntamiento en las tareas de enjundia que quedan por hacer y si hay cabeza. De momento, nada nos hacen pensar que no la haya.

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