Ocho de cada diez subsiste con la venta directa

Artesanos, el romanticismo contra las cuerdas

La mitad del cerca de medio millar de artesanos censados en la isla tiene una visión negativa de la situación de la artesanía.

Artesanos, el romanticismo contra las cuerdas

Los oficios artesanos tradicionales están contra las cuerdas. Nada nuevo, ya que siempre ha sido así. De hecho, la mitad del cerca de medio millar de artesanos censados en la isla tiene una visión negativa de la situación de la artesanía y no confía en que evolucione favorablemente. Pero, por fortuna, estas actividades han logrado sobrevivir, o malvivir, sobreponiéndose al abandono por parte de los poderes públicos. 

La artesanía es una de las formas particulares de expresión con las que cuenta una cultura y contribuye a comprender y preservar las tradiciones. Es una manifestación cultural, es decir, pero también es una actividad económica porque supone una fuente de ingresos para los artesanos, que son quienes elaboran productos artesanales como medio de vida principal o secundario. No obstante, cuando han sido encuestados recientemente para diagnosticar la situación de la artesanía, ocho de cada diez no contestó la pregunta sobre su volumen anual de facturación (‘Diagnóstico del sector de la artesanía de las islas de Lanzarote y La Graciosa’).
 
Reclaman promoción, facilitar la venta y aumentar el apoyo para la producción
 
El retrato tipo de quienes se dedican a esta actividad es el de un hombre o mujer, indistintamente (aquí se da la paridad de género) que desarrolla un oficio tradicional, de unos 50 años de edad y con más de quince años en la profesión, dado de alta como trabajador autónomo y sin empleados a su cargo, sin adscripción a una asociación profesional y para quien la artesanía es su actividad principal.
 
¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan los artesanos de la isla? Los entrevistados lo tienen claro. En primer lugar les es difícil acceder a nuevos canales de comercialización, por lo que ven limitado su mercado y constreñidas sus ventas. En segundo término no tienen fácil acceso a fuentes de financiación, mientras que los costes de logística y distribución son muy elevados y confinan su competitividad. También señalan como un problema la escasa valorización del sector artesano y los exiguos apoyos que reciben de las administraciones públicas. Nadie mejor que ellos saben cuáles son y dónde están los problemas.
 
Cuando se les pregunta por lo que se podría corregir para favorecer el desarrollo de la artesanía, los encuestados han destacado la promoción, facilitar y habilitar lugares para la venta de artesanía y aumentar el apoyo para la producción. No parece mucho ni complicado, si tenemos en cuenta la cantidad de veces que a los poderes públicos se les llena la boca hablando de la defensa de ‘lo nuestro’, nuestras raíces, nuestras tradiciones o nuestra cultura.
 
Sólo tres de cada diez artesanos recurre a las redes sociales para promocionarse
 
Así las cosas, cada artesano se busca la vida y se hace visible como puede. Ocho de cada diez subsiste con la venta directa y sólo tres de cada diez recurre a las redes sociales para promocionarse. Todos reconocen, sin embargo, que el boca a boca es el principal canal de la promoción de los productos artesanales. Para el 30 por ciento de los ellos, las ferias y eventos son el principal canal de venta de sus productos. Como en la edad media…
 
Respecto al subsector de actividad al que se dedican, el 18 por ciento de los artesanos se ha especializado en el textil, mientras que los grupos de artesanos dedicados a la piel y al cuero así como a la madera suponen cada uno un 10 por ciento. Además, existe un 11 por ciento de la población artesana que se dedica al reciclado de materiales para realizar sus productos. Por último, el conjunto de actividades formada por el macramé, ganchillo y la piedra también tienen cierta representación en el sector, sumando en total un 14 por ciento.

Comentarios