Capricho de niño rico

¿Qué ciudadano creó un partido en Lanzarote para el mundo? ¿Por qué ese ciudadano trató de llevarse el balón al ver que no estaba ganando el partido? Hay perretas que acaban definiendo a los personajes. El final de este mandato amenaza con ser la tumba de unos cuantos partidos políticos, vamos a llamarles así. El más notable, ya saben, el PIL, hundido por Ramón Bermúdez, que empezó amagando con desvelar qué pasó con el dinero que cobró Fabián Martín como parlamentario regional y ha acabado entregado en manos del histórico enemigo, Coalición Canaria. A partir de ahí, el resto de formaciones que van recogiendo: el Partido para el Progreso de Playa Honda y la Asociación de Vecinos de Oscar Pérez, “adoptados” ambos por CC y un globo que ha pinchado en tiempo récord, San Borondón, con un líder que rindió homenaje al nombre yéndose para volver a aparecer al poco y buscando ahora eliminar cualquier incomodidad interna. No son pocos los que se han llevado tremenda decepción con quien parecía el mesías de la política insular. Jerónimo Robayna reparte el bien por tertulias y entrevistas, pero a la hora de la verdad, mano de hierro y ordeno y mando.

 

Robayna dejó San Borondón, la criatura que él creó, por cuestiones personales (como todo el mundo, por otra parte). Y mientras estaba fuera se dijo que se largó emputado porque no le dejaban pactar con Coalición Canaria, algo que han reconocido diversos representantes públicos. Entre ellos Amado Vizcaíno, el hombre que hubiese sido el sacrificado si el sanborondonazo hubiera salido adelante. Una vez solventadas esas supuestas cuestiones personales y muy emotivo comunicado de por medio, Jemi regresa a San Borondón, donde nadie, o muy pocos,  le esperaban ni echaban de menos, y se lía a expedientes con algún que otro incómodo. Entre ellos Juan Monzón, su teórico número dos y concejal en Yaiza. Amén de un hombre ponderado, lleno de sentido común y de buen trato. Al final, dice uno que le conoce, Jerónimo se ha quitado la careta y ha mostrado su verdadero yo: el de quien organiza una pachanga, lleva el balón y deja jugar... hasta que se cansa. Se lleva el balón y, cuando vuelve, amenaza con no dejar jugar a unos cuantos. El problema es que en los primeros partidos había gente en las gradas. Que hasta pagaban entrada. Ahora puede que ya vayan menos a ver el partido.

 

De las muchas cosas que se han dicho de José Antonio González, fallecido este martes en Arrecife, probablemente la mejor sea la más corta: “un buen tipo” escribió alguien en una red social. Referente de la izquierda, militante ecologista y amigo fiel, de los que no esconden verdades aunque duelan, José Antonio se fue demasiado pronto. Si es que alguna vez no es demasiado pronto para eso. Se despidió serenamente de su familia y amigos más cercanos y tuvo fuerzas para dar sus impresiones políticas a los compañeros de Podemos, formación a la que acabó entregando toda su experiencia y el modo de ver la vida. De él ha dicho Carlos Meca, con quién colaboró estrechamente: "Se nos va un referente fundamental de la izquierda en Lanzarote, voz durante muchos años de la lucha contra la injusticia y firme defensor de la democracia". No había cumplido ni los sesenta. Que la tierra le sea leve.