Como en mayo del 68

Cincuenta años después, jóvenes, mujeres y sindicatos tratan de hacer honor al mayo de 1968, aunque con dos nuevas incorporaciones, la tercera y cuarta edad. La novedad no es baladí. El gobierno conservador y neoliberal del Partido Popular tiene motivos para estar preocupado, sobre todo con los jubilados.
 
Los pensionistas de hoy son casi los mismos que, generacionalmente, protagonizaron los episodios de aquella primavera que comenzó en París y se extendió por numerosos países. Muchos de ellos le plantaron cara a la dictadura franquista, reverdecieron con el mayo del 68 y, en la última fase de sus vidas, han decidido echarse a las calles para hacer un último y gran servicio a sí mismos, sus hijos y nietos, la democracia, la justicia social, el progreso, la prosperidad y las libertades.
 
La primavera de 2018 trata de coger recortes de aquella otra acaecida hace medio siglo.  No hay ahora revueltas estudiantiles, pero amnios segmentos de la juventud simpatiza y se alinea con los mayores. A diferencia de aquella época, las protestas sí muestran preocupación por las condiciones materiales de vida (empleo, sueldos dignos o vivienda), además de por ámbitos políticos relacionados con los derechos civiles. Clama de nuevo la exigencia de reafirmar los derechos alcanzados en el ámbito de las libertades, la educación o la sanidad.
 
Visto de otra manera, el Movimiento 15M recobra impulso con nuevos espacios que se abren a la indignación popular. Casi todo indica que el proyecto político del PP se encuentra agotado, mientras resurge el clamor por el desempleo y la precariedad laboral, los recortes, la corrupción y un sistema injusto que considera a las personas mercancías. El año 2019 hay cita con las urnas y servirá para comprobar las fuerzas de cada cual, con la novedad de que las mujeres han dicho basta. Parece un renovado mayo del 68 que clama por cambios en profundidad.

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