Como en Mogán

Siempre ha existido la compra del voto, entre otras razones porque hay quién está dispuesto a venderlo. ¿Quiéres mi voto? Qué me das por él? Pero no todo el mundo puede comprar votos, ya que se requiere una condición muy exclusiva y excluyente: tener muuuuucho dinero. Por eso, la compra de votos está ligada a los grandes intereses económicos, como si se tratase de parte de una inversión a fondo perdido con el trasfondo de operaciones inmobiliarias de gran calado.
 
En Mogán votaron los muertos en 1979, por lo que hubo que repetir las elecciones municipales, y parece el que el tufo a pucherazo vuelve a darse en este municipio del sur de Gran Canaria. Eso cree Nueva Canarias y PP, que han impugnado tanto las elecciones y cuanto el escrutinio, poniendo la lupa sobre la actual alcaldesa, que milita en una formación aliada a Coalición Canaria. La investigación policial y judicial ya está en macha.
 
Esto no sólo pasa en Mogán. Pero, ¿cómo se consigue que un muerto vote? ¿Cómo que muchos electores voten por correo aunque residan en la calle del a lado de su colegio electoral? Algunos misterios necesitan ser desvelados por el bien de la democracia, también en Lanzarote, incluyendo los arreos de electores desde determinadas sedes, como bares o naves, hasta los colegios electorales con el sobre debajo del brazo. El sobre de votar, digo.

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