Cuando CC y PP gobernaron juntos

El bombardeo de tantas noticias cada día entorpece la memoria, tanto, que ya habíamos olvidado que el Partido Popular (PP) y Coalición Canaria (CC) gobernaron juntos hasta el otro día en el Cabildo de Lanzarote. Y tan bien les fue, que una de las consejeras del PP se echó en brazos de San Ginés aunque fuera de manera figurada, pues auguraba que su partido no se iba a jalar una rosca. Vamos, que cambió de chaqueta. Su corazón devino en nacionalista tal que si le hubieran inoculado un virus. La pobre no pensó que en política y en la vida siempre hay margen para las sorpresas. Ignoro si la huida la justificó apelando a alguna vocación de servicio descubierta en los brazos de CC o era el figureo lo que la condujo al cambio de sus fidelidades. Más bien debe ser esto último, viendo la categoría media de quienes se apuntan a ser casta, que habría dicho Pablo Manuel Iglesias en  tiempo de la prehistoria, o sea anteayer.

 

"Tengo principios, pero si no le gustan, tengo otros". Esta debe ser la máxima de todos ellos. La mencionada expepera se intentó garantizar el puesto ante lo que parecía que iba a ser una incontestable victoria de CC. Y por ello perdió el sillón, pues quien cogobierna  con el PSOE es el partido a quien dio un portazo. Estos días se habla de una de las pifias que dejó San Ginés y cuya cabeza visible son unos supuestos caballos junto al castillo de San José. De los caballos y de las esculturas en el fondo marino —que es dónde deberían acabar todos estos— sabía el PP y era parte responsable. También el PSOE lo sabía. Ahora el PSOE intenta devolver, dice sin rubor, la dignidad al Cabildo, aunque lo va a hacer con el partido que dio estabilidad a CC para sus veleidades.

 

Efectivamente, esto no lo regeneran ni estos ni los otros ni los de más allá. Es el fin de una forma de vida que tiene la integridad, la honestidad y el servicio público como guía para el ídem. Todo lo que pueden ofrecernos es pose e impostura.