Top Secret, 25 de marzo de 2019

De vergüenza

Lo que está pasando en la política de Lanzarote es (sigue siendo) de vergüenza. La expresión “ya lo hemos visto todo” queda desfasada en un tiempo récord. ¿Qué es eso que hemos visto ahora y que constituye novedad? Siga leyendo...

 

De vergüenza

Lo que está pasando en la política de Lanzarote es (sigue siendo) de vergüenza. La expresión “ya lo hemos visto todo” queda desfasada en un tiempo récord. ¿Qué es eso que hemos visto ahora y que constituye novedad? Lo escribimos aquí hace unos días. Y la cuestión va a peor. La que sigue siendo consejera de Bienestar Social en el Cabildo de Lanzarote, Maite Corujo, del Partido Popular, viene refiriéndose a esto de la política  tal que si se tratara de con quién saldrá a cenar este viernes. “Tengo claro que saldré a cenar”, dice la señora, “pero no he decidido si con Menganita o Fulanito”. Descarta hacerlo, en la metáfora que empleamos, con su actual pareja.  El tema es que no es una cena ni son amigos o amigas. Es de política, que debería estar cargada de poso ideológico en base a unos principios inculcados por la educación y las vivencias acumuladas, de lo que se está hablando. Digamos, de entrada, que mientras deshoja la margarita de con quién va en las próximas elecciones, parece que a la señora le da igual Coalición Canaria o Ciudadanos (¿acaso se parecen lo más mínimo?), sigue agarrada a la poltrona y a su carné del PP. No parece estar dispuesta a renunciar ni a medio sueldo de aquí a que acabe la fiesta en la que tan bien se lo está pasando.

Debería dimitir

Maite Corujo debería dejar de reírse de la gente que creyó en ella y dimitir. Hoy, mejor que mañana. Devolver el acta al PP, partido que la sacó del anonimato político y, si se cree la estrella que se cree que es, negociar su “fichaje” o por los nacionalistas o por los que no tragan a los nacionalistas. Como ven, el huevo, la castaña y la que no sabe diferenciarlos. O no quiere. Porque, al final, se irá con el partido con el que vea más claro trincar los cincuenta mil euros anuales que debe trincar un consejero del Cabildo. Esa es la ideología. Ese es el servicio público. Esa es la falta de vergüenza de la que hablábamos. Y, además, pretende que el resto de la ciudadanía lo veamos con la misma naturalidad con la que lo cuenta. Criticó en Radio Lanzarote-Onda Cero este viernes lo que ella denomina "época fea de la política", según la cual es donde "solo se habla de puestos y de listas". "Yo quiero seguir hablando de lo que necesita Lanzarote y de las mejoras que estamos haciendo". O sea que no debe negociar con Ciudadanos y con Coalición Canaria si va de dos, de cuatro o de seis, sino si podrá acabar con el hambre del mundo la semana que viene o dentro de un mes. Entendido.

Los dedazos

La otra novedad a la que venimos asistiendo en la previa de las elecciones es la de la intervención de los órganos regionales o nacionales imponiendo candidatos y candidatas por encima de la voluntad de los partidos en la isla. Al caso de Benjamín Perdomo ha seguido otro llamativo. El Partido Popular de Madrid se ha quitado de en medio a Dácil Garcias para enchufar a Francisco Cabrera, que, por lo visto, sigue aquejado de alergia a la tiza y la quiere soltar cuanto antes. Y como en el PP de Lanzarote se lo han quitado de encima de una vez (o eso creían), lo ha puenteado y ha hallado un tonto útil (y con poder) que ha aplicado el dedazo. Así pues, el hombre que ha sido concejal en San Bartolomé, diputado nacional, delegado del Gobierno, presidente del Cabildo un ratito y el consejero de Cultura que firmó la mayor vergüenza que Lanzarote haya conocido afrentando groseramente a la Fundación César Manrique y a la memoria del artista, quiere regresar ahora por todo lo bajo a la política. ¿Será que no quiere perderse el centenario encargando otro vídeo que insulte a César?

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