Demasiados ahogados

Lanzarote y La Graciosa cierran 2019 con diez fallecidos por ahogamiento. A razón de casi uno al mes, son demasiados, una cifra que trágicamente se asemeja a los muertos en accidentes de carretera. La cosa es que mientras se habilitan ingentes recursos materiales y humanos, incluyendo costosas campañas de prevención, para reducir los siniestros y la mortalidad en las carreteras, no sucede lo mismo con el litoral, las piscinas y las playas, a pesar de que están abarrotadas de turistas todo el año, a los que se suman los residentes en verano.    
 
Es verdad que aumentan los equipos de salvamento y socorrismo, pero nada resulta comparable a ‘Canarias, 1500 kilómetros de Costa’, una iniciativa de interés público auspiciada por el Cabildo de Gran Canaria y colaboradora oficial de ADEAC- Bandera Azul España, que acaba de lanzar la primera campaña audiovisual de la Unión Europea para la prevención de accidentes en el medio acuático. Sin embargo, a pesar de estas acciones, 57 personas han perdido la vida en el Archipiélago por ahogamiento a lo largo del año que acaba de concluir.
 
De los ahogamientos mortales, ocho de cada diez eran personas de nacionalidad extranjera y varones, y las playas continúan siendo el entorno en que más siniestralidad con resultado fatal  se produce, con el 60% de los casos. El horario de tarde concita la mitad de los ahogamientos mortales, y, por actividad, seis de cada diez fallecidos eran bañistas. La causa principal que origina un accidente en el medio acuático es la imprudencia que, por lo general, se traduce en no hacer caso a la bandera roja, acudir a playas sin vigilancia y verse inmerso y no saber cómo actuar en una corriente de retorno. Más, hay que hacer mucho más y mucho mejor.

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