Opinión

El adiós de Rajoy descoloca a Rivera

El adiós de Rajoy descoloca a Rivera

El miércoles 23 de mayo el Congreso de los Diputados aprobó  los Presupuestos Generales del Estado del presente año, acontecimiento que fue celebrado por todo lo alto en la bancada popular porque les otorgaba un enorme margen de maniobra para que Rajoy culminara la legislatura sin sobresaltos. Apenas veinticuatro horas después, el jueves 24, se conoce la sentencia del caso Gürtel que carga contra el Partido Popular y militantes o ex militantes del mismo. Al día siguiente, el viernes 25, el PSOE presenta en el Congreso de los Diputados una moción de censura contra Rajoy y apenas una semana después Pedro Sánchez se convierte en el séptimo presidente de esta etapa democrática en España, al triunfar la moción de censura. Horas más tarde  Mariano Rajoy abandona la presidencia del PP y anuncia la convocatoria de un congreso extraordinario para elegir a su sucesor al frente del partido que ha gobernado el País desde noviembre del 2011.
 
Todo en pocos días. Una transición, cerrando un tiempo y abriendo otro, a una velocidad hasta ese momento desconocida en la escena política española. Telegráficamente, seis grandes capítulos de un mismo episodio que han acaparado el interés político, económico, social e informativo dentro y fuera de España. Sin duda, una concatenación de acontecimientos, a cuál más impactante, que han abierto una nueva etapa política en España, horas y días frenéticos para el análisis y la reflexión.
 
La primera circunstancia novedosa que ha traído el terremoto y cataclismo político acaecido entre el 23 de mayo y el 5 de junio es que, por primera vez, se produce un cambio de gobierno sin el paso por las urnas. Pedro Sánchez se convierte en presidente del gobierno aupado por los apoyos que logró sumar para la moción de censura presentada contra Rajoy. En esta ocasión, a la cuarta fue la vencida puesto que las presentadas anteriormente contra Adolfo Suarez, Felipe González y el propio Mariano Rajoy no obtuvieron la mayoría absoluta que exige la Constitución.
 
El análisis de si la triunfante censura al gobierno de Rajoy cumplió con los requisitos básicos que exige la Constitución dará mucho que hablar a lo largo de los próximos meses -quizá solo semanas- dado que la misma fija a los censurantes la condición de presentar un candidato y un programa detallado de gobierno. El nombre del candidato no dejaba lugar a la duda: Pedro Sánchez. El programa detallado de gobierno que pudiera aglutinar a fuerzas tan dispares en sus idearios -sobre todo respecto a las prioridades para abordar la organización territorial del Estado, las políticas económicas o las de orden social- deja muchas incógnitas abiertas.
 
A los censurantes los unió el objetivo de desalojar a Rajoy de la Moncloa y ahí el éxito fue pleno. Ahora llega el momento de gobernar y para ello no existe un programa detallado de gobierno que comprometa a los partidos que apoyaron la censura a darle estabilidad a un Ejecutivo apoyado en la minoría de los 84 diputados del PSOE.
 
Conseguir los apoyos necesarios para censurar  con un programa de gobierno light tiene la ventaja de sumar a todos los que tienen una idea de España diametralmente diferente a la que representa el PP; ahora bien, por contra, dificulta la tarea de gobierno que comienza el día después, semas y meses en los que empezaran a aflorar los matices entre lo que representa PNV, Bildu, ERC, PDeCat o Unidos Podemos. En definitiva, este Gobierno presidido por Sánchez requiere para lograr algo de estabilidad de mucha lealtad de todos los que apoyaron la censura.
 
La nueva situación política que se abre con la llegada del nuevo Gobierno socialista y la renuncia de Mariano Rajoy a la presidencia del PP van a traer también importantes sacudidas en las expectativas electorales de los diferentes partidos, a corto y a medio plazo. Hasta el día en que los socialistas presentaron la moción de censura a Rajoy el protagonismo político casi lo monopolizaba Ciudadanos. La formación naranja lideraba la acción de gobierno y, al propio tiempo, la de oposición. Sus expectativas electorales crecían como la espuma y se vislumbraba un permanente trasvase de votantes del PP hacia el partido de Rivera.
 
Sin embargo, no es la moción de censura la que iba a frenar las expectativas de Ciudadanos. Lo que le puede suponer un duro golpe al camino que llevaba para convertirse en el primer partido del centro derecha en España es la renuncia de Rajoy a la presidencia del PP y el nuevo tiempo que se pude abrir en este partido después del Congreso que celebrará este verano. Un PP liderando la oposición al gobierno con 137 escaños, con mayoría absoluta en el Senado y con una nueva dirección ajena a los casos de corrupción puede salir exitoso del infierno al que estaba condenado hasta el mismo momento en el que triunfó la moción de censura. La izquierda mide sus fuerzas con Sánchez ya al frente del Gobierno. La derecha inicia una etapa en la que Ciudadanos no se moverá con tanta facilidad y en la que el PP, si gestiona bien su crisis, puede llegar a las elecciones con fuerzas renovadas. Al forzar el adiós de Rajoy el ya presidente Sánchez ha cambiado el guión del pulso que se está librando en la derecha.

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