Top Secret 28 de marzo de 2019

El Dimas de siempre

Un total de siete folios empleó Dimas Martín como “última palabra” en el juicio de las comisiones ilegales de Arrecife, pieza del Caso Unión, que ha quedado visto para sentencia. Un inmenso dejà vu para quienes hayan prestado atención a los últimos 25 años de la vida de este hombre. Siga leyendo...

 

El Dimas de siempre

Un total de siete folios empleó Dimas Martín como “última palabra” en el juicio de las comisiones ilegales, pieza del Caso Unión, que ha quedado visto para sentencia. Un inmenso déjà vu para quienes hayan prestado atención a los últimos 25 años de la vida de este hombre. “El Sr. Fiscal sabe que contra mí no tiene ni una sola prueba que sustente las acusaciones que me hace, sólo lo que quiere suponer y lo que le hubiera gustado que fuera y no es. Cuando salga por esa puerta, si el Señor Presidente del Tribunal no ordena otra cosa, lo haré con la cabeza tan alta y el semblante tan sereno como lo hice el primer día que comparecí ante este tribunal esposado para el oportuno linchamiento mediático y que toda Canarias me pudiera ver”. Luego recomienda el libro El crimen de las hermanas Cruz, cita a Ignacio de Loyola (“Nada vale más que la verdad, se puede combatir pero no destruir”) y le agrega un  “Y yo añado... y siempre, siempre sale a relucir”. Y así se sienta a esperar la enésima sentencia. Veremos si también de culpabilidad, como sostiene el fiscal, o de pura inocencia, como siempre, toda la vida, se ha declarado Dimas Martín Martín. 'El Jefe'.

O no

O no. Porque él sostiene que nadie le ha llamado nunca 'El Jefe', “excepto don Ubaldo Becerra en alguna ocasión, o su íntimo amigo (…) don Isaac Castellano que en su declaración antepuso su fidelidad a su amigo a relatar la verdad como era su obligación, no sólo por declarar como testigo sino también por la alta representación que ostenta”, le dijo Dimas al Tribunal que lo juzga. El político de Guatiza repitió el guión tantas veces oído: “nada tengo que ver con los empresarios imputados, que no los conocía, que jamás hablé con ellos, que nunca di ni una sola indicación ni por carta, ni por teléfono, ni a través de otros y, mucho menos, personalmente, para llevar a cabo dichos cobros ni para que se ingresara nada en el partido  (..) El Sr. Fiscal se ha movido en una hábil ambigüedad sin concretar qué cantidades recibí, quién me las entregó, cuándo, cómo, dónde; sabe que no lo puede hacer porque sencillamente no existieron y lo que no existe no se puede probar”. Y hace un relato paralelo de lo que sucedió pero con otros nombres de su partido y del Ayuntamiento de Arrecife.

Aquello del apoyo popular

“La sensación que me embarga es que una vez más no se me juzga por los delitos que haya podido cometer”, dice Dimas, “se me juzga por ser el líder histórico del P.I.L”, añade, “se me juzga por mi frenética actividad política asesora, por intervenir en todos los asuntos que he estimado de interés para mi isla o su capital, criminalizando todos mis actos”, continúa, “se me juzga por ser quien soy, por lo que he representado, por el masivo apoyo popular que siempre tuve, por mi vehemencia en la exposición y defensa de los asuntos públicos, por mi tono de voz que se considera imperativo y por los espurios intereses políticos de quienes promovieron esta operación”. Un alegato, en fin, y como apuntábamos al principio, que seguro que les suena de alguna que otra vez. Y puede que no sea la última.

Comentarios