Opinión

El segundo trimestre del 2021

El segundo trimestre del 2021

El futuro de miles de trabajadores y empresas canarias depende de que recuperemos cuanto antes la actividad económica y eso, en nuestro Archipiélago, pasa fundamentalmente por una reactivación significativa del turismo, y esa recuperación solo será posible si sanitariamente somos un territorio seguro —esto sin dejar de lado otras variables nacionales e internacionales que pueden condicionarnos por la evolución de la pandemia—. Los ejemplos sobre este complejo binomio se acumulan, entre otros podemos poner el foco en la actual posición de Alemania, que recomienda a sus nacionales viajar a Canarias pero no al resto de España. Es el premio por haber gestionado razonablemente bien, al menos inicialmente, la lucha contra el virus. Cuando las cosas se hacen bien se premian, pero cuando no estamos a la altura de las circunstancias los mercados emisores nos penalizan.
 
Lamentablemente, los datos sobre nuevos contagios no son esperanzadores. La expectativa que se generaron sobre las altas temperaturas veraniegas, en la idea de que debilitarían al virus, se han desvanecido. Tampoco parece cristalizar el sueño de quienes pensaban que la propia naturaleza se llevaría al virus con la misma discreción que lo trajo.
Frenar la cadena de contagios puede suponer salvar parte de la temporada de invierno turístico
 
Nada está siendo como hubiésemos deseado. Ahora parece que todo lo fiamos a la aparición de la vacuna que frene, contenga y acabe con el virus. A pesar de los avances que se están produciendo en el campo de la investigación, y de los pasos hacia el final del túnel que apuntan las vacunas de China (Sinovac Biotech), Reino Unido (Universidad de Oxford) y  Estados Unidos (Compañía Moderna), todo parece indicar que en el mejor de los escenarios no se estará en condiciones de comercializarse antes del próximo año.
 
Hasta tanto, la única vacuna que nos podemos aplicar para frenar al virus es la del cumplimiento a rajatabla de las normas que dictan las autoridades para frenar la cadena de contagios.
 
En el caso de Canarias, frenar la cadena de contagios puede suponer salvar parte de la temporada de invierno turístico y, por lo tanto, salvar miles empresas y cientos de miles de puestos de trabajo. Las consecuencias de un posible cierre turístico en la próxima temporada de invierno (octubre-abril) pueden ser catastróficas económica y socialmente para nuestro Archipiélago, esa hipótesis describe un riesgo que no nos lo podemos permitir. Esa temida paralización del sector turístico y de la actividad económica nos colocaría en un explosivo segundo trimestre del próximo año (abril-junio), periodo en el que comenzarán las devoluciones de los préstamos ICO (Instituto de Crédito Oficial) y en el que las empresas (si no hay actividad) tendrán de desprenderse de miles de trabajadores vinculados hasta ese momento a las mismas al haberse acogido a los ERTE.
Tenemos un potencial enorme para recuperar el turismo, dadas las singulares condiciones que ofrece esta tierra
 
En el segundo trimestre del próximo año terminará el año de la línea de avales del ICO, las empresas y los autónomos beneficiarios de los 100.000 millones de esta línea especial de financiación tendrán que empezar a devolver las cuotas integras de los créditos concedidos a cinco años.  Por otra parte, las empresas que se acogieron a los ERTE, habrán terminado también en ese  mismo período el compromiso derivado de las condiciones impuestas por los mismos, respecto al mantenimiento de los puestos de trabajo al menos seis meses después de teóricamente reanudada la actividad de la empresa. Si no hay actividad, las empresas tendrán que hacer frente a los despidos.
 
Si no somos capaces de contener el virus, y si no generamos confianza sanitaria en nuestros mercados emisores, el escenario económico y social que apuntaría para el próximo año en Canarias nos situaría en una coyuntura de crisis jamás vivida antes por las actuales generaciones. Cerrar los ojos o ponerse de perfil no es la solución. Resulta imprescindible dimensionar adecuadamente la gravedad de la situación porque de otra llegaremos tarde a las posibles soluciones.
 
La  enorme dependencia que tiene nuestra economía de factores externos nos pone en manos y circunstancias propias pero también ajenas. Ahora bien, también tenemos un potencial enorme para recuperar el turismo, dadas las singulares condiciones que ofrece el clima y la biodiversidad de esta tierra. Para ello, tenemos que hacerlo mejor para ser y que se nos vea como un territorio sanitariamente recomendable. Esto sí está en nuestras manos, en la responsabilidad individual y colectiva de los que aquí vivimos y en la capacidad de nuestros responsables públicos.

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