Opinión

Erasmo García y la guagua del SCS

Erasmo García y la guagua del SCS

Cada día son muchas las personas que tienen que desplazarse desde Lanzarote para asistir a citas médicas en centros hospitalarios de Gran Canaria. El Servicio Canario de la Salud (SCS) pone “a disposición” de pacientes y acompañantes una guagua en el aeropuerto de Gran Canaria que los conduce hasta el Hospital Insular, el Materno Infantil y el Doctor Negrín. Hasta aquí todo puede parecer muy bien, pero la realidad es bien distinta cuando tienes que usar ese servicio. 
 
La mencionada guagua tiene prevista su salida desde el aeropuerto de Gran Canaria a las nueve y media de la mañana, lo cual obliga, independientemente de la hora a la que se tenga la consulta en Gran Canaria, a coger los aviones en horarios muy tempranos. 
 
Una vez en Gran Canaria, nadie espera ni informa a los pacientes. La gente ha de informarse preguntando al primero que pasa. Una parada carente de información, situada en la planta baja del aeropuerto, con un frío que pela por las corrientes de aire que allí existen, sin apenas asientos para la gente que espera y con un aparcamiento que es aprovechado por ambulancias, coches de la Guardia Civil y guaguas de turistas que se aparcan allí y que confunden a los usuarios al creer que es la de la seguridad social la que ha llegado. 
 
- ¿La guagua sale a las nueve y media, verdad?, pregunta alguien que ve que ya pasan diez minutos de la hora prevista.
- Últimamente está llegando sobre las 10 de la mañana, responde otro señor que va todos los días desde Fuerteventura para someterse a radioterapia.
- ¿Pero usted cree que vendrá? Es que tengo cita a las 10 y media y no sé si llegaré a tiempo, comenta una señora mayor.
 
Todos se miran impotentes pero nadie tiene respuestas concretas. Y no hay nadie a quien preguntar ni un teléfono al que llamar.
 
Erasmo García, debería dejar de mirar para otro lado y tomar cartas en este asunto

La gente se pone nerviosa y algunos empiezan a marcharse a coger la guagua de línea regular (Global) y otros deciden seguir esperando. Ya sólo queda más o menos la mitad de la gente que estaban a las nueve y media. Y mientras  los pasajeros/pacientes esperan la llegada de la guagua, observas que a escasos metros, justo enfrente de la parada, hay una fila de relucientes coches de color oscuro junto a un grupo de uniformados chóferes que charlan mientras esperan la llegada de distintos cargos públicos del Gobierno de Canarias. Confieso que un poco de envidia (y de rabia) sí que da.
 
A las diez llega la ansiada guagua. No lleva ningún cartel identificativo. El vehículo está ya algo destartalado. En sus días de gloria debió prestar con dignidad su trabajo para los turistas pero ha quedado obsoleto para esa misión y ahora lo ponen a “nuestro servicio”. ¡Qué amables! No está en absoluto adaptado para personas con el más mínimo problema de movilidad, lo cual hace que resulte penoso ver a personas mayores o padres/madres con bebés subir o bajar esas escaleras. 
 
Le preguntas al conductor de la guagua el motivo del retraso y el “buen señor” contesta, en plan altanero, que él “no manda sobre el tráfico”. Por fin, tras un viaje amenizado con “musiquíta  guapa” (léase reguetón), mezclada con los tirones de una guagua que ya “no tira”, llegamos a destino. Antes de bajarnos, el conductor nos recuerda que la vuelta será a las dos y media. No hay más guaguas, sea cual sea tu horario de consulta en el hospital o el del vuelo de vuelta.
 
El director insular del área de Salud de Lanzarote, Erasmo García, debería dejar de mirar para otro lado y tomar cartas en este asunto que afecta a tantos pacientes. ¿Para cuándo la implantación  de la figura del “cuidador/a o acompañante” en la guagua? ¿Para cuándo una mejor planificación,  un aumento de frecuencias en los horarios y una mejor información del servicio? Ya es hora, Sr. García. No lo deje para mañana.

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