Top Secret, 26 de abril de 2019

Fin de la campaña

Quedan pocas horas para que finalice la primera de las dos campañas electorales que viviremos en el corto plazo de un mes. El domingo hay elecciones generales. Conviene ir a votar. Siga leyendo...

Fin de la campaña

Quedan pocas horas para que finalice la primera de las dos campañas electorales que viviremos en el corto plazo de un mes. El domingo hay elecciones generales. Conviene ir a votar. Este país se enfrenta al peligro real de que la ultraderecha regrese al poder. Y olvídense de que, si es, será por la vía democrática. No hace falta nombrar ningún ejemplo de gente que llegó al poder por el efecto de las urnas y, al poco, ya se había erigido en el peor de los monstruos que ha parido la política. El poder suele confundir. Cuanto más ignorante sea el que lo ostenta, más confundido acabará. Puede que hasta trastocado. Podríamos enumerar decenas de ejemplos, aunque no hace falta: seguro que cada cual ya está pensando en su trastornado favorito. En este país han crecido, como setas, individuos que están abrazando la ultraderecha sin saber exactamente qué conlleva eso. Y en realidad a nivel local, o insular, no les hemos escuchado hablar porque en la inmensa mayoría de los casos no sabrían defender un discurso que, o no conocen, o no creen en él. Pero ahí están. Inscritos en la esperanza de que la ola facha los lleve a los despachos. Y si no alcanza esa ola, que hagan de muleta los otros partidos de la terna derechista.

Dispersión

La campaña ha resultado bastante dispersa en Lanzarote. Mucho candidato y candidata, en general muy poco discurso y, como es habitual, exceso de payasadas. Puede que no nos merezcamos otra cosa. De hecho venimos comprando lo mismo, o parecido, desde hace lustros. Incluso en un par de ocasiones ni siquiera nos importó que el candidato estuviera no ya a las puertas de un juicio oral, sino condenado. Hemos vulgarizado tanto los términos que ha llegado el punto en el que nos ofendemos cuando se cuestiona la presencia de gente investigada, y más que investigada, en las listas. Abordamos esta cuestión tal que si tratara de un ciclista que tiene una caída (o más) durante la etapa, pero que consigue terminar pese a todo. Y una imputación no es exactamente igual que una herida en la rodilla o la fractura de la clavícula, lesión más común entre los ciclistas. Aunque a nosotros nos dé con un poco de betadine. Y a veces ni eso.

El voto

Total, que el domingo hay que ejercer ese derecho. Tenemos un montón de horas para ello. Si no podemos por la mañana temprano, a mediodía y, si no, después de comer. E incluso a última hora de la tarde. Pero lo importante es ir y poner la papeleta en la urna. Ya saben aquella verdad que relata que si creemos que los que nos van a gobernar son perjudiciales y no votamos, en efecto, acabarán gobernando los que nos perjudican. En este caso sería una especie de estímulo negativo el que mueve el resorte. El caso es que se active. Uno siempre tiene la esperanza de que va a votar para que las cosas cambien. A mejor, si puede ser. Y considerando que lo que se nos pide no es mayor esfuerzo y además es compatible con darse un paseo, tomarse una cerveza con la familia o amigos o con pasar por el súper después de la playa, pues casi que no hay excusa para votar este domingo. Y los que vengan. Pero, para que esto último ocurra, mejor empezamos por el domingo.

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