Top Secret, 2 de diciembre de 2019

Gloria y Berto

Gloria y Berto

Conocido el auto del sobreseimiento provisional y el archivo de las actuaciones del que se dio en conocer como el caso de las cocinas de Jameos, nos permitirán detenernos en dos personas que han pasado un calvario tan largo como injusto. Cuando, hace diez años, se presentó la denuncia por el inexistente sobrecoste ilegal de la cocina de Jameos, se incluyeron en los papeles otras infundadas sospechas: que la carne se compraba en Chacón y que no existían unos trabajos encomendados a una empresa especializada, V&A's Asociados, de la que formaban parte en distintas responsabilidades Gloria Valenciano y Mario Alberto Perdomo. Dos personas sobradamente conocidas entre la sociedad lanzaroteña y dos profesionales intachables, como acaba de subrayar, por si hiciera alguna falta, el titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Arrecife, José Luis Ruíz Martínez. Su Señoría, de paso, afea no sólo los argumentos de la denuncia presentada en su día, sino la surrealista instrucción dirigida por el no menos peculiar juez Rafael Lis, cuyos vínculos en la isla todos conocemos y al que su particular modo de llevar las instrucciones le ha valido ser expedientado por el Consejo General del Poder Judicial. Y una querella, en curso. Una excepción que, en todo caso, confirma la regla de que Lanzarote cuenta con una buena administración de justicia en lo que a recursos humanos respecta. Otra cosa distinta son los medios de que disponen.

Bilis

Los denunciantes de este caso, actores del pacto PP-CC-PIL que descabalgó al PSOE de Manuela Armas del poder en el Cabildo, empezaron a mezclar todo a ver a quién se llevaban por delante. Venían dolidos al comprobar cómo unos cuantos colegas, muchos en realidad, eran detenidos por los casos Unión y Yate, ambos iniciados por sendas denuncias de Carlos Espino, y que han acabado por demostrarse y, de paso, dibujar sobre el lienzo de la isla una enorme mancha de corrupción política y empresarial. Varios amigos de aquellos han probado la cárcel de Tahíche. Alguno en diversas ocasiones. Y al final de este largo, y tortuoso, camino se ha acabado por demostrar que en realidad no había nada en el no-caso de las cocinas. Que nunca hubo nada. Sólo soberbia y bilis, dos características del gobierno insular de la última década y del liderazgo -¿alguien lo sigue dudando?- de San Ginés en Coalición Canaria, tal como demuestra el recurso anunciado anoche. Eso y la colaboración de algún mentecato -no se nos ocurre mejor palabra que lo defina- que se hizo el superhéroe por el camino tratando de hacer de este cero judicial un escándalo nacional para mayor gloria de la panda de senadores ociosos del PP.

Trabajos

Y en medio de este totum revolutum -expresión que gustaba utilizar, por cierto, a una de esas colegas de aquellos y que ya ha probado la cárcel de Tahíche- dos amigos de esta casa a quienes hemos seguido en la angustia de estos diez largos años y con los que compartimos ahora la alegría de verlos liberados de tan grosera infamia: Gloria Valenciano y Mario Alberto Perdomo. Ha quedado acreditado que los trabajos que les encomendaron no sólo existen -por supuesto que existen- sino que fueron aprovechados para otros quehaceres inicialmente no pensados (eran trabajos para los Centros de Arte, Cultura y Turismo y los acabó reclamando también para sí por el propio Cabildo). Tal era la rigurosidad de esos trabajos. Nada nuevo para quienes conocemos la rectitud de ambos. En el caso de Berto, además, compañero de redacción y un profesional de una altura intelectual que ni nos molestamos en comparar con aquellos que, sin base alguna, trataron de hacer daño a personas inocentes. Al final, vale el tópico, la vida va poniendo a cada cual en su sitio.

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