Top Secret, 10 de octubre de 2019

Jueves, 17 de octubre

Jueves, 17 de octubre

El próximo jueves, 17 de octubre, a las 9:15 de la mañana empezará a escribirse el relato de un tiempo y un lugar. A esa hora Luis Lleó acudirá a un acto de conformidad para tratar de llegar a un acuerdo con el fiscal por el llamado Caso Unión. Poco después se constituirá el jurado que, llegado el caso, ha de determinar la culpabilidad o no, de Lleó. Se le acusa, ya saben, de tratar de sobornar a un político para desbloquear una promoción urbanística en Playa Blanca. Más de mil viviendas, más de doscientos locales comerciales y centenares de plazas de aparcamiento que el planeamiento en vigor no permitía. Fernando Becerra, el intermediario, ya confesó en su día. Acudió a una cita con el entonces consejero del Cabildo de Lanzarote, Carlos Espino, para ofrecerle 600 mil euros a cambio de la luz verde a la operación urbanística ilegal. Espino no aceptó el dinero, denunció y a partir de ahí se inició una investigación desarrollada por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y dirigida en sus inicios por el juez César Romero Pamparacuatro con Ignacio Stampa en la fiscalía. Y ahora, una década después, Luis Lleó está a punto de confesar todo. De hecho, ya ha confesado. Falta ese acto de conformidad del próximo jueves, 17 de octubre.

El relato

Luis Lleó trata de no volver a la cárcel. Entre que ya cumplió preventiva y que tampoco le piden gran pena -no llegó a efectuar ni el soborno ni la urbanización ilegal- espera librarse mediante el acuerdo con el fiscal. Que entre o deje de entrar en la prisión de Tahíche puede que sea lo de menos. Lo importante, lo verdaderamente trascendente de este asunto, es que se construya el relato de lo que pasó. Un retrato de un tiempo y un lugar. En el escrito que Luis Lleó presenta a fiscalía, admite “de forma expresa” los hechos “objeto de la acusación”. Del mismo modo desiste “de todas y cada una de las cuestiones previas planteadas, así como de la denuncia de vulneración de derechos fundamentales”. Se rinde, en definitiva. Y de paso se lleva la escalera y deja agarrados de la brocha a unos cuantos periodistas, voceros, tertulianos, politicuchos y vecinos del quinto que le habían comprado la teoría de que la UCO, Zapatero, Espino y un grupo de conejeros ociosos habían urdido una trama para terminar con la impoluta carrera de hijos (de bien) de Lanzarote.

Punto y final

Luis Lleó quiere admitir que pretendió sobornar a un político. Y asume que todos los esfuerzos que hasta el momento ha hecho para tumbar el Caso Unión por cuestiones formales, en lugar de probar su inocencia, han sido inútiles. Ahora sabemos que tenía imposible probar su inocencia porque se reconoce culpable. La grabadora con la que pillaron cantando a Becerra era válida; las escuchas que se practicaron a partir de ahí, legales; los autos firmados por el juez, aun estando de vacaciones, irreprochables…la investigación e instrucción, en definitiva, tan eficaz que ha acabado derrotando a los malos. De eso trata el tema. Ese es el relato que se ha de construir el jueves 17 de octubre. Y luego, si como sociedad queremos ser un poco más justos, habremos de quitarnos el sombrero, en este caso, ante Carlos Espino, -sí, a Carlos Espino-, a la UCO, al juez Pamparacuatro, a los fiscales Stampa y Ródenas y a tantos otros y otras que han contribuido a aclarar qué estaba pasando aquí mientras nosotros íbamos a Fitur.

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