Top Secret. 26 de junio de 2020

La caída

La caída

Caímos muy rápido. De la noche a la mañana no había un avión en el César Manrique-Lanzarote. Y todos los coches de alquiler estaban aparcados y pegaditos unos a otros. Ya nos podemos ir levantando, pero no será fácil. Ni mucho menos. El turismo desapareció de golpe. Se cerró todo y nosotros también nos encerramos. Cada uno en su casa. El aplauso de las siete, las pancartas del “todo va a salir bien” y la dichosa canción del Dúo Dinámico ejercieron de somnífero. Incluso de anestesia. Por cierto, hace tiempo que la canción ha vuelto al cementerio de las canciones olvidadas. Vivimos muchos días en una especie de placenta compartiendo espacio con el miedo y la empatía. No había lugar para el futuro. Hasta que ha llegado el futuro y se ha roto la tela que nos protegía. Y todo aquello se ha transformado en vértigo. Ni siquiera la llegada de los primeros turistas ha servido de bálsamo ante el dolor de cabeza que llevamos acumulado. Peor aún: sólo parece estar incrementando nuestra ansiedad

ERTE

Aunque en esto de las ansiedades habría que hacer distingos. No es lo mismo el pequeño negocio que mandó a tres al ERTE que la gran compañía hotelera mandara a 300. Y no es que les tengamos manía a los hoteles, pero la mayoría de grandes compañías de la isla son hoteleras. Este lento goteo de guiris, o peninsulares, o canarios de otras islas, no da para ir abriendo las persianas que se bajaron hace tres meses. Las economías familiares en las que se sustentan pequeños negocios recomiendan ir abriendo ya para volver a hacer caja. Pero con lo que circula por las calles no da.  Y si no da, sacar del ERTE a los empleados supondría colgar el cartel de ‘Se traspasa’. Las cadenas hoteleras, a las que se les supone con más músculo económico y sin tanta presión por sobrevivir en el día a día como muchas pymes, han recibido como brisa fresca en verano la ampliación de los ERTE hasta septiembre.

Bucle

Y si los hoteles no abren, el tour operador no los pueden ofrecer en sus paquetes turísticos. Y si no los ofrecen, los turistas no pueden elegirlos. Y si en Lanzarote no hay suficiente alojamiento, las vacaciones las van a pasar a otro sitio. Y de ahí para abajo: alquiler de vehículos, excursiones organizadas, ocio alternativo, bares y restauración, taxis…Definitivamente la recuperación no será ni tan rápida ni tan fácil como nos pudo parecer cuando alguien dijo, al principio de todo esto, que la economía iba a comportarse tal que una ‘U’ o, mejor aún, una ‘V’.  No deja de tener cierta gracia, por cierto, que a este periodo le llamen ‘desescalada’ cuando lo que tenemos por delante, y estamos afrontando ya, es justamente lo contrario: una escalada, pero de uno de los ochomiles más complicados

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