La casa del cable

Arrecife está de enhorabuena con la reapertura de la nueva Casa de la Cultura. Así se la llama, la nueva Casa de la Cultura. De nueva tiene la vocación de convertirse en un polo de actividad cultural en la ciudad, algo que ya fue. De nueva, seguramente, tratar de hacer las cosas de otra manera, desde otra concepción de la cultura distinta a las etapas anteriores. De nueva parece que tiene la intención de renegar de sus apellidos, ‘Agustín de la Hoz’, que le fueron puestos tras la muerte del escritor e investigador nacido en Arrecife. De nueva, en cambio, no tiene el cable que cruza su fachada de lado a lado, pintado en gris, en un trocito a juego con las esquinas, y de blanco, a juego con el resto, y que lleva ahí, colgando, doce añitos.
 
Un verdadero infortunio. ¡Qué mala suerte tiene Arrecife! La reapertura de la Casa de la Cultura llega con el pretencioso marchamo de una inauguración, con la pompa de una nueva era después de doce años a pan y agua. Viene de la mano del arte de la mimetización de un despropósito -el cable-, del intento de ocultar una incompetencia -el cable-, de la incapacidad para resolver un nimio problema -el cable-. Y todo lo que se les ocurre, a quienes quiera que sean, es el recurso al artificio. Ojalá no nos hallemos ante una metáfora de la cultura que se nos propone. Pero qué mala suerte…

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