Top Secret, 22 de julio de 2019

La deuda

La deuda

¿Cuál es la pregunta? ¿Debe Juan Félix Eugenio repensar su nombramiento como consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo? O quizá: ¿Alguien debería explicar cómo se deja acumular una deuda tan grande? Las casualidades que, en ocasiones, ofrece el ejercicio periodístico quisieron que el mismo día en que Juan Félix Eugenio era nombrado consejero delegado de los Centros de Arte, Cultura y Turismo, se publicara una deuda de la empresa de su ex mujer para con el ente en cuestión. Más de cuatrocientos mil euros acumulados, dice la información, según parece en sólo 18 meses. Naturalmente no creemos en las casualidades. Más bien en las filtraciones interesadas que afinan, cual francotirador, sobre el objetivo en el lugar y momento oportunos. Sospecha la presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, que los datos proceden de una filtración interna. Y en concreto, de la parte política que durante una década ha estado dirigiendo los Centros de Arte Cultura y Turismo. Parece una obviedad. Quien se dedica a la profesión periodística sabe la dificultad de acceder a determinada información. ¡Si la oposición se queja de no acceder a según qué contenidos, imagínense el periodista! En todo caso, no cabe cuestionar el trabajo publicado en un rotativo provincial porque, en efecto, es noticia que alguien deba a una empresa pública más de 400 mil euros.

Escándalo

Hasta el momento, se ha puesto mucho énfasis en relacionar a la supuesta deudora, una empresa al frente de la cual estaría la ex esposa de Juan Félix Eugenio, con el nombramiento de este último como consejero delegado de la entidad. Y en un primer momento, en efecto, parece llamativo. Y según quien trinque la información puede que hasta escandaloso. Ahora bien, una vez que pasa el sofoco inicial, hay tiempo para ir pensando en otras cosas. Por ejemplo, ¿qué gestor, en sus cabales, dejaría acumular a alguien una deuda tan enorme? Pongamos por caso que usted, que está leyendo ahora esto, tiene una empresa o comercio. Una pyme, para entendernos, y que concede crédito, a equis días, a alguno de sus clientes. A poco que esté en el día a día de lo que ocurra en su negocio, usted no permitiría, bajo ninguna circunstancia, que cualquiera de sus clientes acumulara una deuda de esta magnitud. Ni de la mitad. Ni de una cuarta parte. Hay que andar bastante despistado para que te cuelen un marrón similar.

Inteligencia

El hecho es especialmente llamativo por cuanto de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (EPEL CACT, nos decían), no han dejado de surgir noticias relacionadas con la inteligencia. Inteligencia en las máquinas, aplicaciones y cacharros varios. Dicho todo lo anterior en inglés, que sonaba más fino. Y mientras más inteligente es la customer experience, más burros han parecido los que tenían que controlar estas cosas desde los despachos políticos, que es desde donde se ha de controlar el dinero público. Así pues, hace bien la presidenta del Cabildo en anunciar que se llegará hasta el final. Y que “por supuesto” que reclamará la deuda por la vía judicial que, al parecer, está abierta. Pero hace mejor al subrayar que, además, “los propios Centros tendrán que determinar las responsabilidades en que hayan incurrido quienes han permitido que se genere, de manera irregular, esa deuda. Me resulta imposible entender como la dirección de la empresa pública, formada por profesionales con alta remuneración, permite que durante un año y medio se genere una deuda sin proceder, de manera inmediata, a suspender el crédito y poner en marcha las gestiones necesarias para su recuperación”. Un escándalo, sí. Y puede que no sea el único.

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