Top Secret, 27 de febrero de 2020

La herencia

Juzgados de Arrecife.

La herencia

En esta sección siempre hemos reivindicado que Lanzarote necesita lo que merece un lugar como Lanzarote. Y no todo son grandes infraestructuras. Esta isla ha estado abandonada por el Gobierno de Canarias, por lo menos, los últimos veinte años. En realidad, nos hemos auto abandonado. Ya saben nuestra teoría: los políticos insulares no se han atrevido a toserles a los de Tenerife porque mandan estos últimos y, si les mosquean, no les ponen en las listas. Y los políticos insulares si no van en las listas y no salen elegidos cargos públicos, con sus sueldos y sus cosas, no sirven para hacer política. Vamos, que lo del servicio público les suena de los taxis. Esto hemos tenido las dos últimas décadas. Así se explica que, en este tiempo, las únicas infraestructuras que han llegado del Gobierno de Canarias sean dos carreteritas -Tahíche y Circunvalación-por las que, encima, parece que tengamos que estar eternamente agradecidos.

Servicios

Podríamos enumerarles multitud de obras que requiere una isla como Lanzarote y que, sin embargo, no tenemos. Alguna vez lo hemos hecho: colegios sin barracones, nuevos institutos, centros de salud, palacio de congresos, viviendas públicas, recinto ferial y un largo etcétera. Hoy, sin embargo, queremos detenernos no en una gran obra, sino en un pequeño -o no tan pequeño- servicio: ayudante del forense. Fíjense qué pequeño detalle del que, pese a ello, carecemos. Y eso supone que, ante la muerte inesperada de un ser querido, para el que se requiere autopsia, el cuerpo tenga que estar en el depósito hasta un par de días. Es prolongar innecesariamente el dolor y la angustia de las familias que no pueden descansar hasta que se dé el último adiós a sus finados. Un nombramiento, un sueldo…cubrir un servicio del que Lanzarote carece y otras islas tienen cubierto. Pues en estas cosas también se nota el abandono al que hemos estado sometidos los últimos veinte años y que ahora toca al gobierno de Ángel Víctor Sánchez corregir. Y esperemos que lo haga

De la Vox

Mucho se ha hablado del papelón de David de la Hoz en el pleno del Cabildo cuando, quizá obligado por el alto nivel de tensión que su grupo ha generado en lo que va de mandato, se lio a vocablos raros como presidentos y vicepresidentos, y a llamar señora presidente a lo que se conoce, sin necesidad de forzar absolutamente nada, como presidenta del Cabildo a la que, es, precisamente, eso: presidenta. Así fue con Chana Perera, Manuela Armas o Inés Rojas, por poner tres ejemplos. Y no hubo ningún De la Hoz diciendo memeces. Muy de Vox, el tema. Tanto que estas últimas horas hemos conocido un episodio similar protagonizado por el senador de VOL Jacobo Rodríguez-Robatto, que ha llamado “señora presidenta” a la presidenta de la cámara, Pilar Llop. Solo que esta le ha acabado contestando, al senador Jacobo: “gracias, señora senadora”. E, insistimos, la Real Academia de la Lengua tiene contemplado, desde 1803, que a la presidenta se le puede llamar así: presidenta. Es más, dice que es lo recomendable. ¡Ay!, De la Hoz, ¡De la Hoz!

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