SINIESTROS

Lanzarote se pregunta si hay algún pirómano suelto tras los últimos incendios

Culpar a los pirómanos de los incendios acaecidos estos últimos meses es lo más común. Sin embargo, también existe el vandalismo urbano, protagonista en muchos casos de estos siniestros.

Lanzarote se pregunta si hay algún pirómano suelto tras los últimos incendios

Mucha gente piensa que en Lanzarote hay algún pirómano suelto. Los incendios acaecidos estos últimos meses han dejado a la población perpleja y la respuesta más sencilla que encuentran es pensar que un 'loco' como estos campa a sus anchas. Sin embargo, también hay otra gran amenaza en estos casos, el famoso vandalismo urbano.

Prender fuego parece ser el pasatiempo de muchas personas, llegando incluso a poner en juego la vida de seres humanos y animales, además de destruir casas, coches o paisajes que muchas veces terminan calcinados por la intensidad de las llamas del incendio producido.

Provocados intencionadamente, por accidente, o producto de otras circunstancias, los altercados de estos últimos tiempos resultan alarmantes. Sin embargo, no siempre son los pirómanos quienes cargan con la responsabilidad de haber causado el incendio. El famoso vandalismo urbano, o las gamberradas ocasionadas puntualmente, también pueden formar parte de este embrollo. La cuestión de quién tiene mayor o menor delito, es un debate abierto en la sociedad.

El pirómano no tiene que ver con el incendiario, que provoca un incendio con alguna finalidad concreta

La piromanía es un desequilibrio mental que viene dado, en muchos casos, por situaciones traumáticas. Según apuntan profesionales del mundo de la psicología, “se trata de una enfermedad, algo que no tiene que ver con el que es incendiario, que provoca un incendio con alguna finalidad concreta. El vandalismo urbano, sin embargo, ocasiona estos incendios, muchas veces, por huir del aburrimiento”. En cualquier caso, las consecuencias están siendo catastróficas, y cualquiera de los perfiles debe estar controlado.

Lo cierto es que la piromanía responde a un trastorno mental, en concreto, aquel que inhabilita el control de los impulsos, y el tratamiento que lleva este perfil de persona es muy complejo. Es habitual que las primeras señales de alarma aparezcan cuando estas personas están en su niñez, por eso, cuanto antes se les trate, mejor.

A pesar de lo que la sociedad pueda pensar a raíz de la cantidad de incendios producidos, “ser pirómano es una enfermedad mental que sólo padece el 3% de los que inician los fuegos deliberadamente. En España no hay más de cien personas que sufran este trastorno, por lo que muy pocos incendios forestales son provocados en el país por pirómanos, la cifra es menos de un uno por ciento", apuntan psicólogos especialistas en este desequilibrio.

'La piromanía debe ser tratada con un tratamiento psicológico y psiquiátrico'

Cuando han detenido a algún pirómano, hemos podido ver cómo muchos de ellos se mantienen en las cercanías del fuego e incluso participan en las tareas de extinción o de búsqueda del presunto culpable y, cuando son detenidos, admiten sus hechos, aunque no sienten remordimiento o culpa por ello. No es raro incluso que se entreguen. “La piromanía debe ser tratada como lo es cualquier otra enfermedad, con un tratamiento psicológico y psiquiátrico”, aclaran los especialistas. Sin ir más lejos, hace unos meses, detenían a un presunto pirómano en Santa Cruz de Tenerife por quemar diez contenedores de manera consecutiva.

EL actual incendio de Gran Canaria, y el acontecido en el barranco Elvira Sánchez, en Haría, han alarmado, aún más si cabe, a la población de ambas islas. Estos dos incidentes mantienen en vilo a la sociedad, no solo por la gravedad de los mismos, sino por saber a qué perfil se le atribuye la responsabilidad de estas catástrofes. Actualmente, los casos están en vías de investigación para comprobar si fueron producidos por accidente, o de manera intencionada.

Si a la quema de contenedores, coches y parajes, añadimos los incendios ocasionados en casas, en su mayoría, abandonadas, reincidimos en que el fuego se ha convertido en una preocupación a tener en cuenta en esta isla.

Sean pirómanos, vándalos, o simples gamberros, son personas que se esconden tras el humo de sus delitos y que tienen atemorizados a todos los vecinos. Muchas veces no es solo lo que queman, sino lo que  puede verse afectado. La realidad es que están ocasionando un gran daño al patrimonio público material y natural de la isla.

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