Top Secret, 28 de junio de 2019

Los llantos de Asolan

Turistas.

Los partidos que conforman el pacto del inminente Gobierno de Canarias han anunciado la aplicación de una tasa ambiental que será cobrada a los turistas y tendrá carácter finalista. Asolan ya ha empezado a llorar. Siga leyendo...

Los llantos de Asolan

Los partidos que conforman el pacto del inminente Gobierno de Canarias han anunciado la aplicación de una tasa ambiental que será cobrada a los turistas y tendrá carácter finalista. Asolan ya ha empezado a llorar. A la Asociación de Hoteles y Apartamentos de Lanzarote, Asolan, sólo se la ve sonreír cuando la ocupación está por encima del 99%, ha cobrado las subvenciones públicas y las Kellys no dan el coñazo. El resto del tiempo, llora. Estos días los gerifaltes del turismo andan especialmente afligidos, presos de un berrinche del quince, porque han oído lo de la tasa ambiental. Se trata de un impuesto que será cobrado a los turistas en función de los días de pernoctación en el Archipiélago. Cada visitante habrá de abonar la conocida como ecotasa  que variará de acuerdo al lugar en el que se encuentre su establecimiento, la categoría que tenga y la temporada turística en la que se produzca. Lo recaudado servirá para hacer frente a un ambicioso plan contra el cambio climático que prepara el futuro gobierno de Ángel Víctor Torres.

Ya existe

Esta tasa ambiental no la acaba de inventar Canarias. Lugares como París, Amsterdam, Praga, Lisboa o, sin salir de España, Catalunya y Baleares, hace tiempo que la implantaron. Y no les va nada mal a ninguno de esos destinos. Es más, Baleares la duplicó a principios de este año. Y no ha pasado nada distinto a que ha multiplicado por dos los ingresos y, por tanto, los efectos positivos del destino final de ese dinero, que no es otro que borrar la huella que dejan en el medio quienes nos visitan. Unos más, otros menos. Es conocida la cada vez mayor sensibilidad medioambiental entre los viajeros. En muchos países, Alemania sin ir más lejos, valoran de manera prioritaria que el destino Lanzarote sea Reserva de la Biosfera. Está claro que nadie paga de más por gusto, pero a todos nos debería reconfortar que nuestras vacaciones nos costaran siete euros más por semana a cambio de acudir a un lugar amable desde el punto de vista medioambiental. Siete euros a la semana, cuatro miembros por familia. Total veintiocho euros más. No parece ser motivo suficiente para que se hunda el sector turístico, un escenario que parece temer Asolan.

Berrinche

En realidad que se hunda el sector turístico deberíamos temerlo todos, claro. Lo que pretendíamos decir es que a la patronal lo que de verdad le pone de los nervios es que pudieran reducirse los beneficios. No parece que haya riesgo, ciertamente. En la isla se conocen casos de cierre de restaurantes, zapaterías, tiendas de moda, perfumerías y hasta bazares, pero ya es más complicado asistir a la quiebra de un hotel. Afortunadamente, porque se llevaría por delante muchas familias. En Asolan son unos llorones profesionales. Es probablemente su mayor aportación al conocimiento popular una vez que la oposición en el Cabildo frenó la orgía de euros que les iban a caer encima por obra y gracia del nada añorado San Ginés (¿se acuerdan de él?). Como seiscientos sesenta mil, que se dice pronto, para mejorar la experiencia del cliente. Y de paso la de los dueños de los hoteles. Habrá que acostumbrarse a sus lamentos. Aquel que todavía no lo esté.

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