Top Secret, 10 de diciembre de 2018

Los Robinson y los Ortega

Ni los Robinson ni los Ortega son familias nacidas en Lanzarote. Pero, desde hace pocos días, hay algo en común que les une a la isla: en ambos casos le han echado una mano a la sanidad canaria. En dos campos importantes: la prevención y la humanización. Siga leyendo...

Los Robinson y los Ortega

Los Robinson y los Ortega

Ni los Robinson ni los Ortega son familias nacidas en Lanzarote. Pero, desde hace pocos días, hay algo en común que les une a la isla: en ambos casos le han echado una mano a la sanidad canaria. En dos campos importantes: la prevención y la humanización. De los Ortega supimos hace meses que su patriarca, Amancio, había donado más de 17 millones de euros al Servicio Canario de Salud. Amancio Ortega es dueño del imperio Inditex, que incluye marcas tan exitosas como Zara, Stradivarius o Massimo Dutti, por poner sólo tres. Creó, además, una Fundación que lleva su nombre y fue a través de esa institución por la que hizo la donación millonaria. Con ese dinero, el Gobierno de Fernando Clavijo debía adquirir tres aceleradores lineales, cinco mamógrafos digitales, dos aparatos de radioterapia superficial, dos sistemas de resonancia magnética, tres gammacámaras, un SPECT (tomografía computerizada de emisión monofotónica), tres equipos TAC (tomografía axial computerizada) y tres dispositivos de braquiterapia. Lanzarote debe a la generosidad de Amancio Ortega un TAC y un mamógrafo digital.

Sin los 17 kilos

Causa cierta inquietud pensar que sin la aparición de Ortega careceríamos de todos esos modernos equipos de diagnóstico y tratamiento, a pesar de estar concluyendo la segunda década del siglo XXI. Sería muy largo enumerar las causas porque tal carencia de medios no es exclusiva del actual Gobierno, sino que se han esmerado unos cuantos antes que él. Diremos, a vuela pluma, que el dinero que no se ha invertido en sanidad tampoco ha ido a educación, por poner otro de los pilares del llamado Estado del bienestar. Es evidente que a vivienda menos aún. ¿Dónde está el dinero que generamos como potencia turística? Aquí solemos ser muy pesados, pero volveremos a lo mismo: bloques y rotondas. Y cuando más grandes, mejor. De lo contrario sería imposible que nos cupiesen todas ese despliegue de neones que deja la isla como una inmensa discoteca cuando llega la Navidad. Bien, admitiremos que son leds y consumen menos. Pero igual que dicen que la Gran Muralla China es la única obra del ser humano que se ve desde el espacio, quizá en estas fechas debamos añadirle el resplandor de leds de la navidad conejera.

Los Robinson

Nuestra otra familia protagonista, los Robinson, residen en Lanzarote. La inmensa mayoría de nosotros no sabíamos de ellos. Probablemente no les distinguiríamos de otros muchos británicos, compatriotas suyos, que han elegido nuestra isla por sus muchas bondades. Y a pesar de sus carencias. Los Robinson no son los Ortega, pero también han echado una mano al Servicio Canario de Salud. En su caso han adquirido muebles y enseres de decoración para equipar una habitación que, o estaba vacía, o no existía. Y en ambos casos nos parecería mentira. El área de Salud lo ha vendido al modo grandilocuente: “La Gerencia de Servicios Sanitarios de Lanzarote, adscrita a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, ha completado la primera etapa del proyecto de humanización de la Unidad de Vigilancia Intensiva (UVI) del Hospital Doctor José Molina Orosa”, rezaba una nota oficial. Y si ha completado esta primera etapa ha sido porque los Robinson, seguramente afectados por la ausencia de todo ello, se dieron un saldo al Ikea y cargaron con cuatro muebles y dos cuadros. De este modo las familias que tienen a alguien en la UVI, que ya es tener y padecer, no tienen que estar de pie en un pasillo o esperar en incómodas sillas a que salga el médico y les diga si es cara o es cruz. Nuestro agradecimiento a las dos familias.

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