#Manrique100

Una parte del personal de confianza de la cantina, la etapa en la que el Cabildo fue proclamado una taberna, está siendo removido de sus puestos. Es el caso de tres directores insulares cesados hace escasas fechas: Miguel Ángel Santana, Ordenación Territorial; José Domingo González Benasco, Participación Ciudadana; y Alejandra Martinón, Planificación y Proyectos. Cada vez que hay un cambio de gobierno acontece un hecho natural, que consiste en que el personal de confianza puesto a dedo es sustituido por nuevo personal de confianza puesto asimismo a dedo. Lo que no se explica es que hayan esperado a ser cesados y que alguno incluso se haya molestado por ello.
 
Además del cambio de ciertas personas, también es habitual que se clausuren ciertas políticas y se inauguren otras nuevas. La primera en llegar ha sido de estilo, aunque tiene que ver más con el fondo que con las formas, y se ha hecho notar desde el primer instante. Las cosas ahora son menos personalistas, mas horizontales y transversales, menos autocráticas y más respetuosas en los ámbitos institucional y civil. Las más llamativas han sido el nuevo marco de relación y cooperación que se vislumbra con los ayuntamientos, especialmente con Arrecife, y, en otro terreno, con la Fundación César Manrique. Para los residentes en la tasca, esta era su gran adversario y que había que combatir por todos los medios. Como así hicieron.
 
Una vez desalojados del poder por las urnas y los pactos, y mientras hacen votos para que el Partido Popular recule y se avenga a plegarse de nuevo a Coalición, a mejor vida ha pasado la iniciativa #Manrique100. Este proyecto no era más que una suerte de ajuste de cuentas contra la memoria de César Manrique y su voluntad y su legado, de los que es depositaria su Fundación. Disfrazado de conmemoración, su principal objetivo era desdibujar al artista a través del guateque y el fiestorro y negar a la institución cultural creada por él precisamente para evitar que estas cosas llegaran a pasar. Sus protagonistas se han ido disolviendo cuando ha desaparecido la cobertura política, institucional y mediática diseñada a través de la cantina para perpetrar su vieja venganza, generosamente regada con dinero público. Todos menos uno. En estos tiempos en que se han puesto de moda los relatos, quiere imponer el suyo a pesar de que su estrella ya se apagó.

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