Top Secret, 21 de febrero de 2020

Mosqueo

Mosqueo

En Coalición Canaria aquí, en Lanzarote, cada vez son más los que empiezan a estar mosqueados con la cantidad de líos en que se está viendo envuelto el partido por las decisiones de Pedro San Ginés. Y por las de Echedey Eugenio. Con respecto a este último los hay que lo ubican como fiel servidor del primero y, por el contrario, los que sostienen que tiene criterio propio. Y que tampoco les gusta un pelo, dicho sea de paso. El férreo régimen al que San Ginés tuvo sometido a su partido, por mucho que la presidenta sea Migdalia Machín, era mínimamente soportable mientras tuvo poder y trabajo que repartir. Y un aparato propagandístico que le daba lo justo para extender la idea de gran gestor, como nunca se había visto otro antes que él en toda la historia de Lanzarote. Hoy día, sin poder y con ejemplos de mala gestión que se van acumulando sobre la mesa en dos temas de los que hizo bandera, aguas y Centros Turísticos, San Ginés y el sanginesismo zozobran en el barco nacionalista. Y sólo faltaba que el grumete también se metiera en líos. Este jueves Canal Gestión, hasta hace poco íntimos de estos dos, ha puesto en su sitio, y de qué manera, a Echedey Eugenio.

¿A mí?

Este, por supuesto, ni se ha dado por aludido. Al contrario, ha negado que dijera lo que dijo. Lo cual nos sitúa en un plano cercano al surrealismo, porque ni hace tanto que lo dijo y, además, su propio partido se encargó de retransmitir en directo la comparecencia de Echedey Eugenio, revestida de la oficialidad que estos casos merecen y que Canal Gestión ha tardado cero coma en dejarlo con el culo al aire. Con independencia de lo que puedan pensar estos señores tan serios de Madrid a los que el gobierno de Pedro San Ginés les dio la llave del agua en Lanzarote, que una empresa mande al rincón de modo tan severo al que hasta el otro día fue uno de sus jefes políticos da mucho que pensar. Y eso, en determinados barones de Coalición Canaria, cada vez gusta menos. Con la presidenta del partido sin estar liberada y currando en la oficina de la empresa familiar, el dúo se ha ido manejando a su antojo y se les ha acabado yendo de las manos.

Juicio

Uno, el más alto, a las puertas de un juicio en el que le acusan de prevaricador y para el que le piden 12 años de inhabilitación. El otro, con la credibilidad en sus horas más bajas. Malos tiempos para la lírica. Los mismos barones señalan que, como mal menor, tienen un congreso en el horizonte. Y, visto como están las cosas, se plantea ya entre el sanginesismo, con o sin Pedro San Ginés, y una nueva etapa que tienda puentes, embarulle menos y no crispe nada. Por delante quedan tres años y medio de oposición en las principales instituciones de la isla. Un tiempo que se les puede hacer interminable si lo transitan entre charcos, o productivo si configuran una nueva época de diálogo, entendimiento y concordia con todos: compañeros de partido, rivales, medios de comunicación, periodistas, instituciones y, en definitiva, con la sociedad lanzaroteña en sí. En términos generales. Al final, de las cosas que dijo Pedro San Ginés en el inicio de su carrera, hay una que ha cumplido sin ninguna duda: “yo a la política no vengo a hacer amigos”, sentenció. Y, en efecto, no parece haberlos hecho. Incluso ha perdido unos cuantos por el camino. Enhorabuena.

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