Moverse de otra manera

Tras la disputa entre el cierre o la apertura al tráfico de la avenida de Arrecife subyace mucho más que una mera confrontación política o una pugna entre el interés general y el particular. El problema de fondo es que está caduco el modelo de movilidad que temporalmente ha acabado imponiéndose, porque todos estamos impelidos a desplazarnos de otra manera. La movilidad sostenible acabará imponiéndose antes o después y la ciudad para las personas triunfará sobre la ciudad para los coches, que nadie lo dude, a pesar del movimiento retrógrado pendular que pervive. El sino de los automóviles es tropezar pasado mañana con límites de velocidad en las calles residenciales y otras medidas tendentes a la pacificación del tráfico.
 
El tráfico en el centro de las ciudades tiene un punto caprichoso, ya que muchos de estos desplazamientos en las ciudades no son necesarios. Cerca de la mitad de los viajes en coche dentro de las ciudades son para recorridos cortos que se pueden recorrer caminando, cosa es que es muy saludable. Y eso sin contar el espacio público de viales y aparcamientos que ocupan los coches. El coche es un enemigo de la evolución: contamina, hace ruido, ocupa espacio y, encima, muchos conductores protestan, a veces de malos modos, cuando su circulación se ve afectada por los peatones y los ciclistas. Olvidan que, en última instancia, no son más que peatones por naturaleza ocasionalmente al volante de un vehículo a motor.
 
No nos engañemos, casi nadie se va a bajar del coche voluntariamente para utilizarlo sólo cuando sea estrictamente necesario
Pero, no nos engañemos, casi nadie se va a bajar del coche voluntariamente para utilizarlo sólo cuando sea estrictamente necesario y, en su lugar, echarse a caminar, coger la guagua o moverse en bicicleta. Lo suyo es desincentivar el uso del automóvil y ofrecer, facilitar y promocionar otras maneras de moverse, y lo primero es de cajón: aumentar las zonas peatonales y mejorar el acceso a ellas. Lo siguiente es fomentar el uso de la bicicleta  utilizando parte de la calzada para crear carriles específicos y creando lugares para su estacionamiento seguro en los principales centros de actividad de la ciudad: Ayuntamiento, Cabildo, centros comerciales abiertos y cerrados, escuelas, bibliotecas, polideportivos, sociedades, intercambiador de transporte… No vendría mal implementar sistemas públicos de alquiler de bicicletas con puntos de préstamo extendidos por toda la ciudad. 
 
A ver… Una vez que se restringe la utilización del coche privado, los conductores deben tener una opción alternativa al mismo y, para eso, nada mejor que aceras hermosas y arboladas a ser posible, carriles bici y transporte público a tutiplén para los  desplazamientos a distancias mayores, difíciles de cubrir caminando o en bicicleta. Porque los medios de transporte más eficientes y respetuosos con el medio ambiente y la salud de las personas son los transportes colectivos públicos. Y todo para avanzar hacia otras formas de desplazarse más sanas, democráticas y que permitan mejorar significativamente la calidad del aire que respiramos. Y lo veremos; aunque creamos que ahora retrocedemos, vaya si lo veremos y pronto.

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