Palmeras con el alma rota

Palmeras con el alma rota

Las palmeras canarias van desapareciendo sin que nadie se conmueva mínimamente. Lo hacen en Lanzarote desde años atrás y mueren por decenas de forma dramática, como sólo lo hacen las palmeras, con el cogollo doblado y seco. De las especies vegetales, son las que tienen una muerte tan evidente que resulta difícil mirar a otro lado. Mueren en las cunetas sin que una obligada intervención pública se haga presente. Lo hacen en las cercanías del hotel Beatriz en Puerto del Carmen o en la vía que conduce a la zona industrial donde se emplaza IKEA. En la glorieta del Cable, en San Bartolomé, Yaiza…
 
Cabildo y ayuntamientos hacen como que no observan la agonía
Cae una y en los meses siguientes mueren en cascada los ejemplares cercanos. La Comunidad Autónoma dispone de la normativa de actuación para estos casos, y establece un protocolo que parece incumplirse de forma sistemática. Ni se establecen áreas de vigilancia o protección ni una declaración de zona afectada —a no ser que esta sea toda la Isla y no nos hayamos enterado—. No se inspeccionan las especies incluidas en ese perímetro ni se aplican medidas fitosanitarias con carácter periódico.
 
Cabildo y ayuntamientos hacen como que no observan la agonía y tal anomalía aunque son conocedores de cuáles son las causas. El Cabildo anterior y este. Los ayuntamientos anteriores y estos, porque los técnicos son los mismos y los políticos, como que no ven lo evidente. El Servicio de Medioambiente del Cabildo se limita a informar de la retirada de ejemplares —de la tala— cuando algún ejemplar incordia a algún vecino u obra pública, siendo anecdótico el trasplante de especies sanas a otros emplazamientos. Con el exterminio lo resuelven. Conocen el motivo de los daños y el tratamiento. Conocen cuál es el protocolo de actuación, pero no parece interesarles casi nada más allá de su propia haraganería.
 
En Lanzarote caen fulminadas ante unos representantes públicos carentes de emoción alguna
Los ayuntamientos que han privatizado sus servicios de jardinería, como es el de Arrecife, donde hay afectados muchos ejemplares, ignoro cómo administran el asunto. Supongo que dejando que la empresa haga lo que le venga en gana porque esa es la dinámica: que obtengan muchos beneficios y que parezca que cubren el expediente. Tratar las palmeras les iba a descuadrar las cuentas, y quien deba supervisar el cumplimiento de las condiciones contractuales estará más pendiente de asuntos menos terrenales.
 
La Phoenix canariensis es apreciada en todo el mundo y en los más remotos lugares  lucen su porte. En Lanzarote, sin que aún se alcancen proporciones bíblicas, caen fulminadas ante unos representantes públicos carentes de emoción alguna. Hacerlo implicaría el reconocimiento de la incompetencia de los trabajadores de la administración, ¿y hasta de ellos mismos?
 
Y éramos una Reserva de la Biosfera. Administraciones sin alma. Guárdenme una cría.

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