Top Secret, 6 de noviembre de 2020

Respetar y compartir

Respetar y compartir

De lo más escuchado cuando se da a conocer algún acto judicial. Lo respeto, pero no lo comparto. Naturalmente eso se dice cuando te perjudica, no cuando el auto, la sentencia o lo que sea, es favorable. Hay, sin embargo, muchas formas de respetar. De entre todas, la más rara, con toda probabilidad, la de Pedro San Ginés. Un campeón del respeto, como se sabe y pueden atestiguar, compañeros de partido, miembros de la oposición, periodistas, subordinados y un largo etcétera. Su peculiar forma de manejarse le lleva a puntualizar a todo quisque con tal de que prevalezca su relato, al que suele llamar verdad. A tal fin pone no pocos empeños y, sobre todo, largos e infumables escritos a modo de notas de prensa o artículos de opinión. En todos ellos puntualiza, interpreta, recrimina, reprocha, respeta, pero no comparte, a su manera, en definitiva. La vida, en ese sentido, es generosa con San Ginés. Rara es la semana en la que no le pone delante de sus narices algún asunto que respetar, pero no compartir. El más reciente, adelantado este jueves por La Voz de Lanzarote, la decisión de la Audiencia Provincial de Las Palmas de investigarlo, por lo penal, por un delito de falso testimonio en el que, al parecer, incurrió durante su comparecencia como testigo en el (no) Caso de los Centros Turísticos.

Reacción

La reacción del expresidente del Cabildo, que en diez días será juzgado por presunta prevaricación por el Caso de la Desaladora de Montaña Roja, fue digna de primero de politiqueo: matar al mensajero. A través de una nota de prensa mostró “su extrañeza al conocer, una vez más, y en el mismo medio de comunicación de siempre, que la Audiencia Provincial de Las Palmas ha ordenado abrir una causa penal contra él”. Luego, se conoce que ya repuesto de esa extrañeza, trata de organizar la agenda del magistrado que ha de ver la vista, si llega a Sala, “San Ginés ha resaltado su sorpresa al conocer, (…) que solo se le denunciara a él por falso testimonio, con la enorme cantidad de testigos que declararon en ese juicio, empezando por la denunciante, Astrid Pérez, en nombre del Consejo de Administración de los Centros de Arte, Cultura y Turismo que interpuso la querella a propuesta suya y facultándola para hacerlo, y pasando por el consejero delegado de la entidad, entre otros técnicos, que protagonizaron durísimas pruebas testificales”.

Antonio

En el mismo escrito se permite el lujo de compadecerse de la familia del fallecido Antonio González, uno de los que fue señalado durante los largos años de instrucción, tanto en sede judicial como en los distintos medios de comunicación donde San Ginés y muchos como él, realizaban esos juicios paralelos que tan poco suelen gustar, precisamente, a todos ellos. El empresario, inocente como todos los que fueron denunciados, padeció esas habladurías que acabaron costándole el crédito personal y profesional, los clientes de la empresa y la propia empresa en sí. Y se fue sin ver cómo su honor era resarcido. De ahí que su hija denunciase a San Ginés y sólo a San Ginés -él sabrá por qué- por ese falso testimonio del que está siendo investigado por lo penal. En un párrafo difícilmente clasificable de esa nota de prensa, se dice que el ex presidente del Cabildo “lamenta que la familia del empresario, ya fallecido, tenga que volver a pasar por este trance, que él no ha elegido, después de que uno de sus miembros y tras el archivo de la causa, decidiera interponer la presente querella”. Si tienen tiempo este fin de semana, pónganle ustedes mismos el apelativo que deseen.

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