Top Secret, 17 de julio de 2019

Reventar gobiernos

Reventar gobiernos

El Partido Popular de España, rey de la estabilidad y las buenas prácticas, anda como loco por desestabilizar gobiernos y llevar el caos a las instituciones surgidas de las negociaciones posteriores al 26 de mayo. Entre ellas el Cabildo de Lanzarote y el Ayuntamiento de Arrecife. No se molesten. La explicación no tiene nada que ver con el conjunto de la ciudadanía, sino con sus propios culos, los de ellos. Los culos de los charranes mayores del reino. Los pactos que el Partido Popular ha firmado con el Partido Socialista en las Islas han sentado muy mal a Pablo Casado. Pero no porque la militancia del PP de Canarias, Lanzarote o Arrecife, haya salido en masa a las calles a manifestar su malestar y oposición a estos acuerdos, incomodando con ello a los líderes regionales o nacionales. Nada de esto. Al contrario, tanto el PP en La Palma, como el de Arrecife en particular o el de Lanzarote en general, han aceptado los acuerdos o, como mínimo, les están dando un margen de confianza para ver si resultan positivos para los administrados, para la ciudadanía. Que es la vara de medir los pactos.

Poco interés

Si Ástrid Pérez ha apostado por un acuerdo con el PSOE en Arrecife y Cabildo y la gestión en ambos lugares beneficia claramente a los ciudadanos, a la ciudad y a la isla, habrá hecho muy bien. Eso se verá dejando transcurrir un espacio razonable de tiempo. Que Pablo Casado aparezca ahora berreando de manera histérica para que Asier Antona mande dinamitar los acuerdos, sin que a los gobiernos PP-PSOE les haya dado tiempo siquiera de pensar en sus primeros presupuestos –los que retratarán las intenciones del pacto– ha de deberse a otros intereses un tanto ocultos. De repente, a nuestro particular Ibex 35 archipielágico, acostumbrado a medianeros más sumisos que socialistas o populares (canarios), está dándolo todo para que vuelvan sus corderitos. El líder del PP canario ya ha hecho llegar las órdenes de Madrid. Sin demasiado interés, eso sí. Mero trámite de recadero: “Oigan, me han dicho que tengo que reventar un par de gobiernos así, por la cara”. "Y que si no, se enfadarán mucho". "Sobre todo conmigo"

Ligero de equipaje

Asier Antona no le debe nada a Génova. Al contrario. Es presidente del Partido Popular en Canarias a pesar de los charranes que habitan en la capital de España. Resistiendo frente a los buitres insulares, alguno de ellos pringado de piche y conocido en Panamá. Tiene que ser muy humillante como líder político sufrir los desaires y ninguneos que Madrid ha pretendido con Canarias. Pablo Casado mandó a García Egea y a Maroto a Gran Canaria para entregar a Coalición Canaria, en bandeja de papel de aluminio, la cabeza de Asier Antona para que Australia Navarro presidiera un Gobierno de Canarias rehén de Coalición Canaria y las estructuras tejidas en casi tres décadas de íntima relación con los poderes económicos. Así se las gastan en el Godo. Ese es el respeto que pretenden que les tengan. Si Antona ordena a Astrid Pérez reventar los pactos en Arrecife y Cabildo estaría haciendo lo que Pablo Casado ha pretendido hacerle a él. Y, en todo caso, aquí se parará esta esquizofrénica cadena. En Lanzarote, ni la presidenta del Partido Popular, ni su junta directiva –salvo algún personaje anecdótico–, están por la labor de desestabilizar lo que funciona. Y para saber si funciona, o no, hace falta algo más de tiempo. Y Pablo Casado no tiene ni idea de lo que se hace aquí. Y, además, le importa un pimiento.

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