Top Secret, 7 de marzo de 2019

Se acabó la fiesta

Se tiene que notar. Nuestros queridos políticos han de estarse un tiempito tapados porque se ha acabado el plazo para vender motos. Y, por supuesto, nada de inauguraciones . Si es que hay algo que inaugurar. Siga leyendo...

Se acabó la fiesta

Se tiene que notar. Nuestros queridos políticos han de estarse un tiempito tapados porque se ha acabado el plazo para vender motos. Y, por supuesto, nada de inauguraciones. Si es que hay algo que inaugurar. Se acabó el frenesí con tintes electorales acaecido en las últimas semanas en las instituciones públicas. Lógico. Llegó el día en el que los políticos tienen que parar en su sprint por inaugurar obras (terminadas o no), anunciar proyectos y promocionar las bondades de su gestión en los últimos cuatro años a través de las campañas institucionales. El artículo 50 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) así lo establece. La elecciones ya están convocadas, y este período de ausencia de bombardeo alcanzará las generales y se prolongará hasta las autonómicas y locales. En total, como tres mesitos de tregua para nuestros oídos (y nuestros ojos, que cansa la vista tanto fantoche haciendo que inaugura cosas).  

La Ley

Por si precisan de más información, una vez que las elecciones son convocadas, y el Boletín Oficial del Estado, BOE, ya ha publicado su convocatoria, se aplica la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) cuyo artículo 50 es muy claro en todos sus puntos, en concreto el segundo: “ Desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos, o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones”. Y el tercero:  “Asimismo, durante el mismo período queda prohibido realizar cualquier acto de inauguración de obras o servicios públicos o proyectos de éstos, cualquiera que sea la denominación utilizada, sin perjuicio de que dichas obras o servicios puedan entrar en funcionamiento en dicho periodo”.

Una pena

Como se podrán imaginar la medida ha llenado de infinita tristeza los despachos de los gerifaltes políticos de la isla que tenían fleje de proyectos que contarnos, con cargo a la institución que presiden, naturalmente, y que ahora tendrán que incluirlo en el panfleto que llaman programa electoral. Y los ciudadanos tenemos licencia para creer o dudar. Que visto el panorama de los últimos años, si dudamos, acertamos. En el hipotético caso de que nos leamos el programa electoral para luego votar en conciencia, que quien esto hace sigue siendo minoría. Queda, como siempre, la esperanza. Hace poco escuchamos una conversación ajena en la que una madre contaba que su hija, veinteañera, le preguntaba cómo conseguir los programas electorales de los partidos políticos para luego votar en conciencia. Un ejemplo. Eso demuestra que no toda la juventud está perdida y que todo el dinero, quizá público, que se destina a los programas, tampoco lo está.

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