Top Secret, 6 de junio de 2018

Teguise arde

Teguise arde
La renuncia de Ferrovial a ejecutar el Paseo de Las Cucharas sentó como un jarro de agua fría en el ayuntamiento de Teguise. Las primeras reacciones de varios de sus miembros fueron, además, muy críticas ¿Con quién? “¡Lo mejor es un partido insularista!” Gritó uno de los concejales del grupo de gobierno de Teguise nada más enterarse de que, de nuevo, el Paseo de Las Cucharas iba a sufrir “un imprevisto”. El Ayuntamiento con sede en la Villa tiene mayoría absoluta de Coalición Canaria, como todo el mundo sabe. Pero en las venas del cargo público y de la mayoría de votantes nacionalistas corre sangre de obediencia insular. Ahí nació el Partido de Independientes de Lanzarote, PIL, que a su vez tuvo un nido todavía más reducido: los Independientes de Teguise. Y probablemente ahí seguirían de no ser por los episodios de corrupción en el PIL y porque la mayoría de sus miembros “ficharon” por Coalición Canaria cuando empezó la descomposición del “partido de Dimas” (por Dimas Martín, fundador del PIL y, antes, de los Independientes de Teguise). CC era insignificante en el municipio hasta entonces. De primeras el votante no compró el proyecto de los pilistas reconvertidos, pero la irrupción de Oswaldo Betancort lo cambió todo. Rodeado de gente “limpia” y, sobre todo,  currante, llevó a CC a la mayoría absoluta holgada.
 
Insularistas
Pero muchos de los concejales siguen teniendo sangre insularista. Crecieron viendo el despegue económico del municipio y, aunque son conscientes de que aquello conllevó el hundimiento de las arcas municipales (que aún renquean), están convencidos de que una cosa y la otra no tienen por qué ir de la mano. Por ello no es de extrañar que varios del equipo de rebelen contra lo que consideran injusticias. Y, en ese ámbito, están hasta el gorro del Gobierno de Canarias. De tener que ir mendigando cada migaja. De obras que no salen o que se hacen mal. De colegios hechos a base de barracones. De recortes en cada cosa que plantean... y, en definitiva, de que la cacareada “una sola sobre el mismo mar” sea siempre Tenerife. “Allí nunca hay problemas, las cosas salen como ellos quieren”, claman desde la Villa. Y en realidad en Lanzarote sucede lo mismo: las cosas salen como ellos (los de Tenerife) quieren. Ver cómo los nacionalistas de aquí arremeten contra los de allí en tiempos donde se llora por la triple paridad es sintomático. El peso de nuestros representantes en el lugar donde se toman las decisiones es más bien poco. Tirando a nulo.
 
Un volcán
De ahí que Teguise sea en estos días, y más que nunca, un volcán político que si no estalla será por el clavo ardiendo de que hay que sumar y no dividir. Las relaciones entre el alcalde, Oswaldo Betancort, y la organización insular hace tiempo que son un tanto frías. Betancort, en efecto, es vicesecretario primero, pero en el partido le acusan de no practicar demasiada vida orgánica. “Es que no suele acudir a las reuniones”, le afean compañeros de Ejecutiva. Él, a su vez, no se siente demasiado considerado pues entiende que su activo en votos le debería valer para volar un tanto más alto. Y entre unas cosas y las otras la tentación de mandar todo a paseo y recuperar el insularismo ha sobrevolado alguna reunión, no oficial, en el municipio teguiseño. A fin de cuentas los resultados electorales de 2015 no engañaron en Teguise. Al Ayuntamiento, Oswaldo Betancort sacó para CC 4.200 votos. Al Cabildo, unos cuantos menos: 2.780. Y al Parlamento, todavía menos: 2580. O los nacionalistas locales no hicieron los mismos esfuerzos para defender los tres niveles, o el votante sigue creyendo más en el “nacionalismo interior”. O sea, el insularismo... y puede que hasta el municipalismo.

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