Top Secret, 21 de enero de 2019

Tendencia a lo pequeño

Los humanos tenemos cierta tendencia a empequeñecer nuestro propio mundo. Se nota en multitud de gestos. Una mirada miope que, seguramente, notamos más cuando toca reivindicarse ante los de la Capital. Siga leyendo...

Tendencia a lo pequeño

Los humanos tenemos cierta tendencia a empequeñecer nuestro propio mundo. Se nota en multitud de gestos. Una mirada miope que, seguramente, notamos más cuando toca reivindicarse ante los de la capital. Hay gente que, en los conciertos, prefiere mirar la pequeña pantalla del móvil antes que el gran escenario. En el celular, naturalmente, está grabando o sacando multitud de fotos a cuanto acontece en escena para subirlo cuanto antes a las redes sociales, pero resulta llamativo que se renuncie a la vida en directo y se prefiera lo virtual. Lo mismo ocurre en un coso carnavalero, una cabalgata de Reyes Magos o el festival de fin de curso del colegio de los hijos. En todos estos sitios, y muchos otros, perdemos gran parte de las sensaciones por estar concentrados en la pantallita del móvil para asegurarnos de que lo que sucede en la vida real lo capturamos convenientemente. El problema es que, mientras tanto, nos perdemos la vida real. Momentos irrepetibles, en muchas ocasiones. No importa lo que estamos viviendo, sino que el mundo sepa lo que nos estamos perdiendo, precisamente, por el ansia de contarlo. La próxima vez que vayan a un concierto fíjense en lo que les contamos... si es que su móvil le deja, claro.

Pequeño mundo

Algo parecido sucede con la política en el ámbito insular. Nos empeñamos en reducir lo que podríamos tener ante nuestros ojos para seguir viviendo las estrecheces de la minúscula pantalla. En eso pensaba mientras veía a tanta gente mirar al móvil en lugar de al escenario en un reciente concierto. En la legislatura que comenzará tras las elecciones del próximo mes de mayo será, entre otras cosas, en la que deberemos afrontar, sí o sí, los problemas de movilidad que se presentan en no pocos puntos de la isla. Los primeros en aparecer con propuestas de solución son Argana Baja, en la zona del Hospital, travesía de Mácher y nudos de acceso a Playa Honda. Pues bien, o espabilamos o nos quedaremos mirando al móvil. De hecho ya hay, de entre nuestros políticos, quien lo ha sacado del bolsillo. Tenemos frente a nosotros la posibilidad de soterrar tramos (el gran escenario) y estamos ya buscando excusas del tipo “es muy caro de hacer y de mantener” (la pantalla del móvil). Lanzarote no sería el único lugar del mundo donde se soterran carreteras, se dirige el tráfico bajo tierra y el peatón disfruta de los espacios ganados. En esos otros lugares también fue caro hacerlo y debe costar igualmente un pico mantenerlo. Y lo hicieron y lo mantienen. ¿Por qué nosotros no?

A Falo, in memoriam

Estos días nos llegó la triste noticia del fallecimiento de Rafael Ramírez, Falo. Tenía 56 años, muchos de los cuales los dedicó al periodismo en distintas vertientes. Se le recuerda principalmente por haber dirigido la Cadena Ser en Lanzarote durante varios años. Sin embargo Falo Ramírez dejó huella mucho antes de eso en las retransmisiones de rallys, del que era un apasionado. En la década de los 80 y los 90, Falo Ramírez era el auténtico capo insular de la información automovilística al punto de que el todo poderoso Esteban Morales, maestro regional en este tipo de eventos, descansaba en él cuando del Rally Isla de Lanzarote o la subida de Haría se trataba. Incluso en el Rally de La Oliva. Tres pruebas referentes en esta parte de la provincia de Las Palmas que Falo Ramírez y un entusiasta equipo de colaboradores, realizaba como nadie. Sirvan estas cortas líneas para despedirnos de un hombre al que conocimos, con el que colaboramos y al que recordaremos.

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