Topes y escollos electorales

Topes y escollos electorales

Casi todo está en cuestión en estos tiempos, y el sistema electoral canario no iba a ser menos. Tanto es así que el Parlamento de Canarias creó una Comisión para eternizar, perdón, para estudiar su reforma. En la citada Comisión compareció Ciudadanos para afirmar que sistema electoral canario repugna el sentido común democrático, y defendió combinar los criterios territorial y de población. Lógico. Nada menos que 140.000 electores se quedaron sin representación en las pasadas elecciones autonómicas, de los que 50.000 votaron a la formación naranja. En el lado opuesto, 5.000 votos gomeros se hicieron con tres diputados.
 
Ciudadanos propone que en función de la territorialidad se designen 32 diputados, y el resto según criterios de población, pudiéndose ampliar hasta 70 el número de escaños. Es una posibilidad. El actual sistema está basado en la triple paridad. Consiste en un triple equilibrio en el reparto de los 60 escaños del Parlamento: igual número de diputados entre provincias, igual número de diputados entre Gran Canaria y Tenerife e igual número de diputados entre las dos islas más pobladas y el resto.
 
“Anida tanto o más insularismo irredento en Gran Canaria y en Tenerife como en las restantes islas”
 
La triple paridad se diseñó para paliar los efectos perversos del pleito insular y del centralismo provincial. Así se fraguó la igualdad entre las dos islas más pobladas y la sobre representación de las islas menos habitadas, un sistema que prima al territorio por encima de los votantes. Debido a aquel ingenioso artificio, las elecciones autonómicas en Canarias se rigen por el sistema electoral menos proporcional y más restrictivo de España. Pero, a la luz de la experiencia, algo hay que hacer con el método que regula el acceso a un escaño en el Parlamento canario.
 
Encontrar un nuevo equilibrio no es tarea sencilla. Lo que sí parece extremadamente fácil es empezar por las barreras electorales. Estos topes electorales, que en España varían entre el 3% y 5%, se fijaron en un 20% en la circunscripción insular y un 3% en la región. Estas barreras fueron elevadas en 1996 al 30% y al 6%, convirtiéndose en las más altas del Estado y de Europa. Estamos ante un caso único en España con dos barreras electorales simultáneas. Con ello se perseguía poner coto a los partidos insularistas, cuando el insularismo, al parecer, era un estigma que sólo afectaba a conejeros, majoreros, palmeros, gomeros y herreños.
 
Pero, transcurridos los años y verificado que anida tanto o más insularismo irredento en Gran Canaria y en Tenerife como en las restantes islas, llegó la hora de poner coto a este desenfreno. La rebaja de los topes debe estar operativa para las elecciones autonómicas de 2019.
 
Tanausú Lemes

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