Opinión

Un año de pacto, 365 días sin gobierno

Un año de pacto, 365 días sin gobierno

El pasado 25 de junio se cumplió un año desde que Loly Corujo y Astrid Pérez presentaran su pacto con un “programa de gobierno consensuado al 90%”, sin que transcurridos más de 365 días desde su compromiso de hacerlo público, sepamos una sola línea del mismo y, por tanto, tampoco del futuro que nos propone ese pacto. Claro que para el PSOE siempre fue mucho más importante la propaganda que un programa de gobierno, y de lo segundo no sabremos nada, ni ustedes ni yo, pero en propaganda he de admitir que son unos auténticos expertos y no escatiman recursos, medios y prácticas de todo tipo para reconstruir una nueva realidad con falsos relatos.

Este desgobierno, que “venía a dignificar la institución” –entonces digna– la está llevando a cotas de ignominia nunca vistas antes. Adoptó como primera medida, y a propuesta de la presidenta, subirse el sueldo a sí misma y a todo su gobierno, justo lo contrario de lo que hicimos nosotros. A partir de ahí, la cosa ha ido de secuestros de libros, retiradas de esculturas, boicot al arte y a museos en nombre de supuestos atentados a César Manrique o bajo el pretexto de pérdidas en inversión cultural, aunque el MIAC lleve décadas invirtiendo infinitamente más, “caza de brujas” con ceses indiscriminados de un personal humillado por la falta de consideración hacia ellos, desmantelamiento económico y humano de múltiples áreas sin nueva dirección conocida, o la designación de una reducida  guardia pretoriana dirigida por el presidente in pectore de la institución, Carlos Espino, con la consigna como máxima de gobierno de hacer oposición a la oposición a toda costa. Estas han sido las medidas más destacables de este ejecutivo tras un año en el poder, y por más vueltas que doy a qué razón puede llevar a unos gobernantes a seguir centrando sus energías y tiempo en cuestionar al anterior gobierno, del que ambos formaron parte, en lugar de exponer a la ciudadanía sus planes y programa, al final siempre llego al origen y no encuentro otra explicación que los resultados electorales.

Nos encontramos hace 10 años con un Cabildo con más de 100 millones de euros en deudas entre bancos y acreedores de Inalsa (hoy saneado y con un centenar de millones en las cuentas), con los CACT en bancarrota total, con Zonzamas y los residuos ardiendo semanalmente, sin un solo plan de cooperación municipal en marcha, a pesar de los años de bonanza precedentes, y nula inversión en energías renovables, por poner solo algunos ejemplos de todo aquello que logramos revertir y que la gente valoró positivamente en las urnas.

Cierto es que, como es habitual, el PP no ganó a Coalición Canaria las elecciones al Cabildo en ningún municipio, pero es que el PSOE, ganador por solo algo más de 160 votos de las elecciones a la primera institución insular, y a pesar de la ola nacional socialista, también perdió frente a CC en casi todos los municipios y La Graciosa, salvo en Tías y San Bartolomé, donde además los candidatos socialistas sacaron en su municipio entre un 15 y un 20% más de votos que la candidatura del PSOE al gobierno insular. Análisis aparte merece el caso de Haría por el respaldo de la Plataforma Municipal de Haría al PSOE y que le reportó por sí mismo bastante más que esos 160 votos. 

Tras el supuesto desgaste de casi 10 años de gobierno, tras los brutales, infundados y permanentes ataques a mi persona y candidatura con el respaldo descarado de la FCM, y tras echar el resto sus medios de cabecera, volcados en cuerpo y alma en ese propósito, autoconvencidos de ser grandes creadores de opinión, la verdad es que para todos ellos debió ser muy duro comprobar que la ciudadanía no es tonta, que les ve el plumero a la legua y que no se deja manipular tan fácilmente por mucha audiencia que tengan sus conocidas mentiras. Y es que la gente no solo no nos dio la espalda, como intentan aparentar, sino que nos refrendó premiándonos con 2.500 votos más y un incremento en el respaldo electoral de casi un 4% respecto a los comicios de 2015, cuando habíamos ganado las elecciones, siendo la única candidatura insular que mejoró sus resultados, de entre las muchísimas de todos los partidos que repetían candidato.

En definitiva, los resultados electorales son sin duda la explicación a sus obsesiones por la toma de conciencia de que, si solo lograron ganar las elecciones por apenas 160 votos, con todo su enfermizo despliegue mediático, y con la enorme marejada alta de la ola nacional socialista, más intensa en los municipios que en el Cabildo, saben que en marea baja no tendrían ninguna oportunidad frente a la gestión de CC en la institución más importante de la isla porque la gente la conoce, la valora y la premió con su voto. Esa es la única explicación razonable que encuentro al porqué, tras 365 días de desgobierno, siguen tratando a CC como si aún presidiéramos la institución: su terror a la marea baja.

Por lo demás, asistimos con extraordinaria preocupación a la falta de gestión de la crisis económica que ha generado la Covid 19. Mucha nota de prensa con información y supuestas acciones sanitarias, aunque en eso el Cabildo no tenga competencia alguna, pero nula atención a los distintos sectores económicos afectados que se sienten completamente abandonados por el gobierno insular. Un gobierno cuya capacidad de gestión económica ha quedado perfectamente retratada cuando colocó al frente de la principal empresa pública de la isla, la que más necesita de gestión profesional, a un comisario político manifiestamente incapacitado para semejante cometido, pero perfectamente alineado con esa estrategia de reconstruir un falso relato de la isla en la década pasada.

A partir de ahora, ya sabemos que la crisis del Covid 19 va a ser el pretexto perfecto para todo, pero no es razón para que el Cabildo de Lanzarote no haga lo que sí están haciendo otras corporaciones, ayudando a las pymes y autónomos, o reforzando al sector primario, la cultura, el deporte y el medioambiente. CC ha realizado muchas propuestas y seguirá haciéndolas por responsabilidad, a pesar de los desprecios y las mentiras, como el informe jurídico según el cual no se puede hacer un ERTE al personal de los CACT, que habría ahorrado millones al Cabildo de Lanzarote sin perjudicar en nada a los trabajadores. Un informe que no aparece porque es solo una más de las muchas mentiras presidenciales, como la falsa “suspensión de pagos”, milagrosamente superada justo durante el cero turístico de la crisis del Covid 19, que es un pasmoso ejemplo del falso relato al que me refiero y quieren reconstruir.

Ni que decir del Plan Insular de Ordenación del Territorio, más necesario ahora que nunca. Un plan que, ya en el pasado mandato, el PSOE asumió como máxima prioridad, pero terminó traicionando a la isla y negando su aprobación una vez pasaron a la oposición. Mientras, el PP aseguró hace ahora un año que lo sacaría en 6 meses si gobernaba. Me consta que ni uno ni otro están, pero también les esperamos con la mano tendida para, nosotros sí, y aunque el mérito se lo apunten ellos, aprobar por responsabilidad un nuevo PIOT que responda a las actuales necesidades de Lanzarote. 

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