Un antídoto para la herencia envenenada de CC

Un antídoto para la herencia envenenada de CC

La interpretación de la canariedad para Coalición Canaria (CC) ha pasado por terrenos bien diferentes. Cuando se ha centrado en leyes, lo ha hecho para hacer del suelo el negocio para sus afines, lo cual es una muestra del poco aprecio a las Islas que administraba, y la prueba de que las alusiones a lo propio y a la identidad no ha sido  más que un señuelo para tirar del elector que abomina de los partidos de ámbito estatal, dispuesto siempre a votar cualquier cosa que le venda unas romerías y poco más.
 
No tengo confianza en que de la política que se viene practicando se salga ni se esté con las manos limpias. Pero dejando de lado los beneficios recibidos de la obra pública, y entrando en lo que la ciudadanía ha recibido, se podría concluir que no hay puntada sin hilo y que todo lo han amañado para posteriores negocios. La política de carreteras de los nacionalistas más parece la preparación del terreno para que estas conduzcan a determinados suelos, de los que el común de los mortales desconoce a quién pertenecen, y qué inversores propios y ajenos están en la parrilla de salida dispuestos a ignorar los valores ambientales y culturales para encajar treinta mil camas —o las que sean—, que  no necesitamos, y que de ser una realidad no nos van a sacar de pobres. Habrá que abrir cajones y revisar los compromisos que en los cabildos y el gobierno se han dejado a medias porque creían que durarían una eternidad en clave de apoltronamiento.
 
Sabemos qué empresarios se han beneficiado de su relación con CC
Ignoro los gestos que tendrán los recién llegados a las administraciones con la población, pero alguno de ellos debería pasar por dar marcha atrás a algunas cuestiones que inciden directamente en la calidad ambiental, en nuestra dignidad, en la supervivencia de los valores vinculados a nuestra herencia y en arrancar con aquellos otros que nos tienen hipotecados en algunas islas. Sabemos qué empresarios se han beneficiado de su relación con CC, y en Lanzarote además de público y notorio ha sido una desvergüenza. Que para quién gobernaban para algunos de CC está claro, para los nativos puros, eso que no se sabe bien qué es pero que no se cortan en decirlo públicamente, que hay canarios y canarios además de una tercera categoría entre guiri y goda. Ello, para establecer diferencias entre "ellos" y "nosotros". La fuente de semejante patujada está en el Cabildo de Lanzarote. Mejor decir que estaba.
  
Varias tareas urgentes tienen por delante que afectan al territorio o lo que sobre él se emplaza
Varias tareas urgentes tienen por delante que afectan al territorio o lo que sobre él se emplaza, la Ley del Suelo que CC ha perpetrado es una de ellas. La Ley de Islas Verdes, tan poética en su denominación como golfa en su aplicación, que otorga a las tres islas occidentales carta blanca para urbanizar los pinares, incluso en La Gomera. No sé si el pacto con los gomeros impedirá echarla abajo so pena de ruptura del pacto. Ahí, Casimiro tendría cogido por los bajos al Gobierno. La Ley de Patrimonio Cultural es la tercera en discordia, redactada bajo el ojo del lobby arqueológico y ultra nacionalista, a los que le debe importar un pimiento nada que vaya más allá de 1402. Como si demuelen Santa Ana, la Casa Spínola o el Palacio Salazar. Para estos apasionados y sectarios culturales, no hay más patrimonio que el aborigen. No se entiende, si no, lo tendencioso de una ley que pone en cuestión desde los bienes arquitectónicos catalogados hasta los conjuntos históricos de Canarias.
 
Y un detallito final. Los teléfonos del Gobierno, cuando te dejan en espera, te ponen el himno de Canarias en diversas versiones, así como para hacer esa falsa patria de algunos de estos energúmenos. No quiero yo pensar si eso lo hicieran los catalanes, o el gobierno de la nación. Pues a aplicarse los recién llegados a ver si nos dejan de joder la espera con el dichoso arrorró telefónico, de paso dejan de chotear el himno y nos ponen digamos a Malú.

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