Un islote sin icono

La superficie real del islote del Francés y el alcance de la afección de Costas vienen siendo polémicas desde hace un cuarto de siglo. Estos dos datos cruciales en todo momento han aparecido salpicados por las desmesuradas pretensiones urbanísticas de sus propietarios. Casi sesenta mil metros cuadrados para unos, más de ochenta mil para otros, siete plantas para ellos, no más de dos para la ciudadanía en el mejor de los casos… Mas, parece que se acabó la jaqueca. El Ministerio para la Transición Ecológica publicó en octubre pasado un nuevo plano de deslinde que extiende la servidumbre de protección a toda la superficie del islote del Francés. En aplicación de la Ley de Costas de 1988, el nuevo deslinde mide 100 metros tierra adentro desde el límite interior de la ribera del mar, en lugar de los 20 establecidos en el deslinde anterior.
 
La pregunta es de cajón: ¿Y no habría que aplicar los cien metros a la parcela del aparcamiento de Ginory?  
Esta pieza fue clasificada como parque urbano por el Plan de 1991, pero la propiedad acudió a la justicia y consiguió que el islote fuese declarado suelo urbano gracias a la pasividad de la defensa jurídica del Ayuntamiento. Pero el caso es que la franja de 100 metros de ancho hay que trazarla desde la orilla y a lo largo de todo su contorno, y de ahí resulta la parcela lucrativa, que equivale al 20 por ciento de la superficie total del islote, aproximadamente. Por tanto, con el nuevo deslinde, la superficie útil libre de las limitaciones derivadas de la servidumbre de protección sería de sólo unos 12.000 metros cuadrados. Dicho en otros términos, si se quisiera expropiar el islote del Francés para destinarlo a usos públicos, habría que desembolsar unos diez millones de euros.
 
Atendiendo al interés general de la ciudad y la ciudadanía, el Ayuntamiento de Arrecife, puede pedir al Gobierno de España la expropiación de todo el islote del Francés para destinarlo a usos públicos a través de actuaciones conjuntas. Hay precedentes, incluso en Lanzarote, con la isleta de La Santa. La finalidad de la servidumbre de protección es asegurar la integridad física del dominio público, su libre acceso y la utilización pública para los usos comunes. Los usos permitidos son las obras, actividades o instalaciones que, por su naturaleza, no puedan tener otra ubicación, o que presten servicios necesarios o  convenientes para el uso de dominio público marítimo-terrestre, así como las instalaciones deportivas descubiertas. Está expresamente prohibida la edificación con destino a residencia o habitación. Así que el islote se queda sin su dichoso icono.
 
La pregunta es de cajón: ¿Y no habría que aplicar los cien metros a la parcela del aparcamiento de Ginory?

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